El popular dibujante y poeta Valeriano Belmonte Martínez (Albacete, 1942), todo un apasionado de las señas de identidad de su ciudad, acaba de finalizar un cómic de 70 páginas que ha dedicado al club de sus amores con motivo de sus ocho décadas de historia: Los 80 años del Alba, que se cumplieron el pasado 1 de agosto.
Un recorrido cronológico por un club cuya gestas deportivas discurren paralelas a su propia vida...
Así es, yo nací precisamente en lo que ahora es el Colegio Parque Sur, en la calle Tetuán 10, y precisamente en aquel entonces el campo de fútbol de los Mártires estaba a dos pasos, en la actual calle Doctor García Reyes, hasta que se traslado en septiembre del 60 a su actual ubicación; mi padre era policía nacional y prestaba servicio en teatros, en la plaza de toros y en el propio estadio, donde en algunas ocasiones nos pasaba gratis a mi hermano Manolo y a mí para ver el partido y allí vi jugar a Porro o Nicanor, los jugadores de esos momentos. Para colmo de bienes con el paso del tiempo durante mi trabajo en Correos llevé muchísimo servicio y correspondencia a muchos jugadores y directivos.
¿Cómo es la estructura del cómic?
Consta de 65 páginas en blanco y negro, con portada y contraportada en color. Para hablar de la historia del Albacete harían falta ocho tomos, yo simplemente he querido repasar algunos momentos significativos, incluso he incluido algunos momentos de la actual pandemia. Se reflejan diversas situaciones con cierto gracejo, por ejemplo el triste episodio de mayo de 1959 cuando el nefasto árbitro Castillo, que salió del campo fuertemente custodiado por la Policía Nacional, impidió el ascenso del Alba a Segunda División en el partido contra el Huelva; yo era debutante en Telégrafos, aquella tarde estaba de servicio y escuchaba silbar las piedras junto a mí… fue algo caótico.
¿Alguna anécdota?
Pues por ejemplo hago alusión a que cuando Policarpo Tornero, en enero de 1951, ganó un premio de Lotería del Niño una especie de pitonisa le vaticino que sería presidente del Albacete Balompié. También recojo los ascensos del Alba a Primera División, que significaron una auténtica revolución para la ciudad, donde todo el mundo se echó a la calle aquella noche del 9 de junio de 1991 con la gesta de Benito Floro y los jugadores de esa mítica plantilla y después con el segundo ascenso de 1993 de la mano de Carlos Ferrando. Remontándonos muchos más años atrás también están reflejados grandes jugadores como Juanito Rodríguez, que precisamente fue compañero mío de colegio, Monroy, Mercader, Porro, Ambrosio y tantos otros.
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