Editorial

Los hosteleros esperan una Navidad buena para cerrar el año

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Para el sector, este arreón de celebraciones navideñas le ayuda a cerrar el año con un buen sabor de boca

Durante este mes de noviembre el chascarrillo más habitual es que cada año se adelantan los preparativos de la Navidad. Cuando en la capital albacetense la iluminación navideña ya está instalada -sobre todo en la calle Ancha- y las grandes superficies ya exhiben en los lineales turrones, mazapanes y demás delicias propias del final del año, parece que ya nos encontramos inmersos en la Navidad. Y eso es lo que parece a tenor de las reservas de las empresas y los grupos de amigos para celebrar las típicas comidas o cenas de Navidad. Según datos aportados por la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo (Apeht), las reservas a este tipo de eventos festivos se adelantó respecto a años anteriores a la pandemia. De hecho, su gerente, Begoña Garijo, asegura que ya hay un 50% de las reservas realizadas en firme y que ya es tarea harto difícil encontrar un sitio libre para el fin de semana estrella este año, concretamente para los días 16 y 17 de diciembre, cuando la ocupación se encuentra por encima del 80 por ciento y, en muchos establecimientos es ya del 100 por 100. Incluso hay previstas cenas y comidas de Navidad para la última semana de este mismo mes.

Ésta es la cara positiva de la moneda, junto con la contratación que este exceso de trabajo en la hostelería genera. La cara negativa es que los altos costes de la energía y de las materias primas provocarán que los hosteleros trabajen más, pero que ingresen menos, como ya se demostró en la pasada Feria de septiembre de la capital.

Ya vaticinaron algunos expertos economistas que a la salida de las restricciones por la pandemia, la sociedad española viviría una situación similar a la de los locos años 20 del siglo pasado. El país está en riesgo de entrar en recesión económica, hablando en términos macroeconómicos, lo que repercutirá directamente en los trabajadores y en las familias, pero el ritmo de vida y el dinero que se destina al ocio sigue siendo el mismo o quizás más. Es positivo, porque la economía a pequeña escala se mueve y en sectores tan fundamentales como pueda ser la hostelería, que emplea a una parte importante de la población activa. 

Para el sector, este arreón de celebraciones navideñas le ayuda a cerrar el año con un buen sabor de boca, aunque ahora, por las circunstancias antes descritas, deban trabajar más para ganar lo mismo o incluso menos, lo verdaderamente importante es que haya movimiento. La rueda de la economía no puede detenerse, porque de lo contrario la crisis llega. Pero es la tónica general, porque el resto de trabajadores ven cómo mes tras mes su poder adquisitivo también se reduce. Es un toque de atención de la realidad que nos recuerda que vienen tiempos complicados.