«El gran argumento de la novela es la crisis»

A.D.
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El escritor albacetense Daniel Sánchez Ortega presentó su última novela, La noche de San Juan, en un acto que se desarrolló en la sala Pepe Isbert del Teatro Circo

Daniel Sánchez Ortega - Foto: Arturo Pérez

El escritor albacetense Daniel Sánchez Ortega presentó su última novela, La noche de San Juan, en un acto que se desarrolló en la sala Pepe Isbert del Teatro Circo. El columnista de La Tribuna de Albacete, desveló algunos aspecto de la obra, finalista del Premio Azorín de Novela. 

Fue finalista en 2015. ¿Por qué tardó tanto para su publicación?

Quedó la segunda, según el acta publicada, pero conozco otras historias y a partir de ahí, te quedas como un poco plano. Finalmente, una editorial manchega, Almud, la ha editado y por supuesto, estoy encantado y agradecido. El tiempo ha ido pasando, pero no en balde, porque los escritores, hasta la impresión, trabajan y, en mi caso, le he dado unas vueltas para mejorar detalles, porque el esquema general es el mismo. Entre los retrasos en editoriales y la pandemia, sumas y te dan esos seis años que llevaba en el cajón. 

¿La historia de una familia y una dinastía, la casa de Pastrana?

Sí, es la historia de una familia, de la Mancha albaceteña y de España en un momento determinado. El paisaje es conocido, no ya porque me dirija al público de Albacete, porque esto va tener trascendencia nacional, según me han dicho. Se identificarán incluso elementos de la ciudad, como la Estación del AVE, porque hasta aquí llega la novela, el Pasaje de Lodares, Alto de la Villa, paisajes muy conocidos. 

Es la historia que conozco de muchas familias, terratenientes y ganaderos de La Mancha, sin nombres porque el Pastrana es ficticio, pero han sido el todo y quedaron arruinadas, sobre todo con la crisis se llevó todo por delante, la más demoledora, la del siglo XXI, tanto desde el punto de vista de la economía, de los cambios sociales, de la degradación de los ambientes sociales, de la convivencia, incluso te diría que de la democracia.  

¿Qué época refleja?

La época que refleja creo que es muy interesante y no está trillada, ni desde el punto de vista histórico, pero nada desde el punto de vista literario, el segundo franquismo, esos años 50 y 60 donde lo destruido se va reconstruyendo y la gente no quiere saber nada, habla de cómo se acomodan, incluso empieza la emigración. Ahí arranca la novela y en esa época, el protagonista, Gonzalo Pastrana,  recuerda desde la época actual todo lo que ha pasado. La novela tiene un flashback, al principio, cuando recibe la carta de un amigo, Santiago Romeral,  que esta muriendo y empieza a recordar. Gonzalo Pastrana es un personaje interesante, como lo es esa familia, que no es tampoco como las que pinta Delibes en Los santos inocentes. Las que yo he conocido son personas campechanos y no tienen esa tendencia a la  crueldad ni al maltrato. 

¿Con algún apunte autobiográfico? 

Toda novela es autobiográfica, en  el sentido de que todo lo que ve, te cuentan o lees, lo filtras a través de tu propia sensibilidad y como tal lo expresas;en ese sentido lo es. No he esquivado nada en las escenas, algunas duras, pero sé que son ciertas porque las he visto o en ocasiones  me las han contado. 

En el prólogo, José Antonio Fidéu, ya pone al lector en antecedentes  para iniciar la novela. 

Con temas que también aparecen, como la homosexualidad o el machismo de la época.

Sí, es un coprotagonista, un hombre excepcional, que se desenvuelve en un mundo, una dehesa, paradigmática del machismo. Él está en el armario, como vulgarmente se dice, y tiene que estar en mundo absolutamente machista. La clave de la novela está en la noche de San Lorenzo, en la que pasa algo. Otro aspecto de esa sociedad es la marginación de la mujer, con un personaje muy hermoso tía Matilde.  Ahí  están la homosexualidad y la marginación de la mujer como un paradigma de la represión que existe en la sociedad, no política, es presión social. En cualquier caso, el gran argumento de la novela es la crisis de una sociedad y de una familia, del poder a su desaparición. 

¿Narración en primera persona?

Sí, en la anterior, La cruz de la doncella, la narra un espectador, casi como a vista de dron. Aquí he querido una narrar en primera persona para dar una sensación de veracidad y eso se nota desde el principio. La narración en primera persona es una garantía de verdad. 

¿Una novela coral?

No, la novela coral tiene peligros, tienes que leerla de una tacada. Aquí hay no más de cuatro personajes fundamentales, a los demás  a veces ni se les pone nombre, porque no es necesario, es una forma de facilitar la lectura.  

¿Le apetecía que apareciese en estos momentos?

Claro. Hay novelas del profesor, como El nombre de la rosa, de Umberto Eco y, sin comparar, eso es La cruz de la doncella. Esta no, esta es la novela del espectador, de quien ha visto y ha vivido, con la idea didáctica.