1922: El conflicto por los vagones de mercancías

G. González
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En el Pleno del 25 de febrero de aquel año, el concejal Simarro dio cuenta de los problemas con los que se encontraban los comerciantes y propietarios por falta de material ferroviario

Foto de finales de Hellín en el siglo XIX de Antonio Guerrero Coy, archivo de Mariano Andújar.

A colación de las demandas ciudadanas y políticas que se están produciendo en la actualidad para que se mantengan los servicios de viajeros del ferrocarril en la ciudad, hay que recordar la petición prolongada de más vagones de mercancías que se realizó desde los medios de comunicación, los sectores empresariales, principalmente del esparto, y del propio Ayuntamiento, realizadas hace 100 años. 

Como antecedente, valga reseñar la queja realizada en el verano de 1921 por un grupo de «propietarios, colonos, comerciantes e industriales» de Tobarra, ante «las innumerables dificultades» con las que constantemente tropezaban a la hora de «exportar los productos recolectados en el término municipal, por falta de material ferroviario, ante la práctica empleada por los industriales de la vecina localidad de Hellín, especialmente de los que se dedican al esparto que contratan vagones en la estación de Tobarra, con el fin de facturar con más facilidad sus mercancías». 

El pleno tobarreño planteó una reclamación ante el Gobernador Civil de la provincia, Miguel de Mérida,  que debió dar un resultado positivo ya que, desde los primeros meses de 1922 se iniciaron las peticiones y quejas de los comerciantes e industriales de Hellín (La Tribuna de Albacete, 3 de marzo de 2022).

El periódico El Liberal de Hellín, autodenominado como Defensor de los intereses del Distrito y de la cultura popular, editorializaba el sábado 25 de febrero de 1922 quejándose de que «Vagones en la estación apenas se cargan y la raquítica industria hellinense, está condenada a morir por falta de tráfico. Así lo reconoció el miércoles nuestro Ayuntamiento en pública sesión acordes los ediles con el fogoso discurso de Simarro, que denunció hechos insólitos y preveyó el peligro». 

Efectivamente, en la sesión municipal del 22 de febrero, presidida por Mariano Tomás Precioso, el concejal Simarro dijo que había sido informado de las órdenes dadas al Jefe de Estación para que, desde el 1 de marzo, «sea destinado a otras estaciones todo el material ferroviario que llegue a circular por esta, impidiendo por tanto la exportación de toda clase de productos locales, ocasionándose con ello perjuicios irreparables a esta población». Por ello pidió se aprobase enviar un telegrama al Ministro de Fomento, para solicitarle «la revocación de tales disposiciones y la adopción de todas aquellas que pudieran normalizar la exportación y salida de nuestros productos». 

La prensa. El suelto de El Liberal de Hellín, continuaba diciendo «Nos place que el Municipio se decida al fin a tomar medidas, y nos place doblemente, porque vienen a demostrar, que lo que nosotros hemos dicho repetidas veces sobre comisiones y transportes estaba inspirado en la sensatez y el bien público y no en la pasión política ni en el deseo de censurar por capricho, como pensaron los demasiado perspicaces. 

Acertamos ¡ya se demostró oficialmente! al asegurar que la comisión que fue a la Corte en gestión de transportes, había perdido el viaje.

Ahora aseguramos también, que por mucho que telegrafíe y se mueva nuestro Municipio, la crisis del transporte seguirá lo mismo o peor. Mas claro: que al ayuntamiento no le harán caso ni la compañía ni el Ministro de Fomento.

¿Son también gratuitos estos pronósticos? El tiempo lo dirá…

Aquí estamos exentos de tutela en las alturas y nuestros industriales, escasos y sin espíritu de lucha, carecen de los bríos precisos para salir airosos de cualquier contra, tal vez porque sus capitales les ponen en último caso a cubierto de molestias y exposiciones.

Quien más va perdiendo es el pobre obrero manual, expuesto a quedarse sin trabajo y sin pan.

De ahí que no fuesen exajerados (sic) los términos últimos del discurso de Simarro, cuando dijo que hasta por los medios violentos posibles, había que imponer en la estación las razones que nos asisten».

Unos meses después, en el mes de junio, El Diario de Albacete publica la petición realizada por la Cámara de Comercio al Ministro de Fomento, «rogando se enviaran wagones (sic) a la Estación de Hellín para cargar esparto. Población disgustada por no poder expedir mercancías, no obstante tener pedidos wagones desde febrero, a causa de grandes daños y poder motivar conflicto». El 18 de junio  se da cuenta, por parte de la Cámara de Comercio en el mismo diario, de la contestación telegráfica realizada por el Delegado Regio de Transportes en el que indica que «a fin de que pueda quedar atendida petición que formula, se ha requerido con interés a Compañía M.Z.A. para que disponga aumento material en estación Hellín, en proporción que permita atender a su tráfico».

Pese a ello, el 22 de noviembre, y ante la demora en cumplir con las peticiones, la Cámara insiste en su petición y recibe un nuevo telegrama del Delegado Regio de Transportes, en el que indicaba que se requería a la empresa de ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante (M.Z.A.), «para que ponga el mayor aumento posible de wagones en aquellas Estación, a fin de que quede atendida la petición que eleva esa Cámara de Comercio».