Antonio Palacios recupera la ilusión tras una temporada breve

Pedro Belmonte
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El rodense, que estuvo cuatro años sin vestirse de luces, confía en poder presentarse con caballos en Albacete

Antonio Palacios, en una imagen de archivo. - Foto: Rubén Serrallé

Han sido cuatro años sin vestirse de luces hasta que esta temporada ha logrado intervenir en el certamen de novilleros de La Solana, clasificándose para la final, por lo que han sido dos las novilladas picadas, poco bagaje para la temporada, pero que le ha devuelto la ilusión para seguir en la lucha, y ver que no está todo perdido. Hemos hablado con el novillero rodense, quien nos ha contado como se ha sentido esta temporada al enfundarse de nuevo el vestido chispeante, tan importante para conservar el ánimo en esta difícil profesión.

«Ha sido una temporada breve pero muy positiva porque, después de cuatro años sin vestirme de torero, he podido torear dos novilladas picadas y un festival. Las novilladas eran de un certamen y pude meterme en la final, por lo que todas las tardes han tenido cosas buenas que me han mantenido la ilusión para poder seguir en el camino. No era una papeleta fácil al llevar cuatro años sin ponerme el traje de luces, como he dicho antes, pero intenté dar todo lo mejor de mí y pudo verse parte de lo que quiero llegar a mostrar».

Es difícil poder entrar en un cartel y menos en el certamen de La Solana. Según detalla Palacios, «pude entrar en este certamen a través de amigos y especialmente agradecido al banderillero y empresario Juan Carlos Ruiz que me dio esta oportunidad, y no podía desaprovecharla y, aunque quería ganar el certamen y por circunstancias no se pudo ganar, y tampoco maté los novillos, pero aún no ganando el certamen, es un balance positivo y espero que me sirva de cara a la próxima temporada».

Ahora se encuentra entrenando y yendo al campo cuando se puede. «Este fin de semana pasado estuve en la ganadería de Nazario Ibáñez, y mientras entrenando, preparándome e intentando hacer todo el campo que se pueda y ojalá salga una persona que pueda ocuparse de mí carrera. En lo de Nazario estuve muy a gusto con una vaca. No hay que olvidar que esa casa ganadera cría un ganado que embiste de forma muy especial y me facilitó las cosas, por lo que disfruté mucho con la vaca intentando estar lo mejor posible, porque todo vale, ya que hasta un simple tentadero puede cambiar tu situación», indica.

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