Pugna por las clases medias

M. López (EFE)
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Sánchez y Feijóo modulan sus mensajes para atraer a los votantes más tensionados por una inflación que marcará las citas con las urnas

El líder de la oposición y el presidente se vieron las caras el pasado martes en el Senado - Foto: Juanjo Martín (EFE)

En un contexto de crisis económica, y cuando queda aún más de un año para las elecciones generales, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, luchan por atraer a las clases medias y trabajadoras, tensionadas por el encarecimiento de la vida.

Tras la invasión de Ucrania, ante una economía de guerra y con los comicios andaluces en el retrovisor, PSOE y PP modulan sus mensajes de cara a un curso marcado por los comicios autonómicos y locales de mayo, punto de inflexión antes de las generales de 2023.

Feijóo lidera las encuestas y la coalición de Gobierno se enfrenta a la desmovilización de su electorado, patente en el último barómetro del CIS, de julio, en el que solo el 63 por ciento de quienes apoyaron a PSOE y Unidas Podemos volvería a hacerlo, una cifra que contrasta con el 86,9 por ciento de los populares que sí votaría al PP.

El 61,5 por ciento de los votantes en España se considera clase media o clase media-baja; solo un 4,8 por ciento se autoubica como clase media alta, y la etiqueta de clase trabajadora la emplea un 10,3 por ciento de los votantes.

En este contexto, Sánchez respondió al varapalo andaluz con medidas meramente de izquierdas, como topar precios o gravámenes a la banca y las eléctricas. Y en el verano ha puesto en marcha una nueva dialéctica: la «gente» frente a los «poderosos», junto a los que coloca al PP. Amparado bajo esta idea, el PSOE ha lanzado la campaña El Gobierno de la gente, en la que el presidente protagonizará una treintena de actos a pie de calle por España.

El líder socialista ha verbalizado de distintas maneras las críticas a Feijóo, de quien ha dicho que es «dócil ante los intereses» de las grandes empresas que, asegura, le han puesto al frente del PP.

Fuentes socialistas indican que la meta es «desmontar al personaje Feijóo» por la imagen de moderación que proyecta entre ciertos sectores y que juzgan contraria a la realidad. Sánchez ha puesto en duda tanto su capacidad de gestión como sus intereses, al preguntarse si actúa con «insolvencia» o «mala fe».

Glosan los socialistas el rechazo del PP al incremento del salario mínimo -aunque Feijóo se limita a reclamar un acuerdo con los empresarios- el no a la indexación de las pensiones con el IPC o el rechazo a la intervención del mercado energético. Tachan a Feijóo de «catastrofista y negacionista» y recuerdan que la receta de austeridad de la anterior crisis está ahora caduca.

Fuera de la realidad

Sin embargo, esta ofensiva no preocupa al PP. Génova considera que Sánchez sufre el síndrome de la Moncloa y está disociado de la realidad. Y avisa que al endurecer su mensaje y girar hacia la izquierda comete un error: deja vía libre en el centro. 

Los populares buscan hacer suyos los «votos prestados», que fueron claves en la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y de Juanma Moreno en Andalucía. «La mayoría de las familias españolas han agotado la nómina de septiembre la primera semana del mes (...). Ahora tiemblan ante cualquier imprevisto», advertía Feijóo en el Senado. Los conservadores pidieron una ayuda de 200 euros para rentas bajas -que también pedía Podemos y que el Gobierno implementó- y han concentrado su propuesta de rebaja fiscal en los tres primeros tramos del IRPF.

En un país donde el 99,6  por ciento de las empresas son pymes, Feijóo no ha dado la espalda a estos actores económicos y ante el llamamiento de la ministra de Trabajo a movilizarse para reclamar subidas salariales apuntó que es una equivocación pensar que «la empresa es un conjunto de empresarios» y que «el objetivo es mantener puestos de trabajo».

En el PP creen que Sánchez ya ha perdido el apoyo de la clase media y ahora busca que si no le apoyan a él voten al menos contra Feijóo, alimentando un voto visceral y no racional, a la desesperada.