Domingo Henares

Domingo Henares


Llamar a cualquier puerta

11/07/2021

El pintor universal Antonio López ha sido puesto en entredicho por más de 50.000 feligreses (con sus firmas) de la catedral de Burgos, ese encaje de bolillos alzados sobre el bastidor inconsútil del cielo castellano. Allí donde parte de los restos del Cid Campeador y de su esposa Jimena guardan un silencio de siglos. Y testigos ahora, fuera de su tiempo, de otra lucha más encarnizada, lejos de las escaramuzas medievales, y que se acomete entre el Arzobispado de Burgos y un artista local que lleva por nombre Juan Vallejo. Por la sencilla razón de que este pintor no está de acuerdo con la intervención, por encargo, de Antonio López sobre la fachada principal de la catedral burgalesa, al pretender sustituir tres hermosas puertas de la madera más noble que dan los olmos, y con más de 200 años de antigüedad, por otras de bronce, salidas de las manos y de la mirada incisiva del artista manchego. Como regalo y obsequio del cabildo arzobispal en favor de la Catedral por su 800 aniversario.
Como el Cid, Antonio López guarda silencio, atento a los calores de la fragua donde puede estar presente el dios Vulcano y de los sopletes familiares, al repiqueteo de los martillos sobre la piel del bronce para que no quede la menor arruga, ni huella mucho menos. Si acaso la del tiempo, ésa entonces irremediable. Y la que se ha de notar, pues todo lo que hace el hombre (arar un campo, trenzar una plegaria y edificar una flauta) son momentos acumulativos de la historia humana.
Además, para llamar a cualquier puerta, todas son de respetar. Son la creencia en que dentro hay alguien si llamamos.