Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Lo que nos cuesta un ministro idiota

07/01/2022

Lo de menos, aunque sea una pasta, es lo que nos cuesta él mismo, sueldo, chóferes, vehículo asesores y escoltas. Eso casi es nada comparado con el ministerio, que no es tal ni hacía falta que tuviera tal categoría ni hubiera que equipar y rellenar tal desparrame, pero como tenía que haber un tanto fijado, un cupo de ministros pues hubo que hacerles, inventarse vamos, un ministerio y eso ya se pone en un pico. Pero, con ello y con todo, ni siquiera es esto lo más oneroso, aunque doler, sí que duele el despilfarro.
Lo peor y lo más caro, más allá de tener que apoquinar por la inutilidad carísima de los susodichos y sus respectivos tinglados, es que pertenezcan a la especie de tontos abalconados, o sea con una propensión irrefrenable a demostrarlo, y en vez de estarse, ya que les pagamos, calladitos y sin hacer nada, les dan ataques compulsivos de pretender hacer cosas y lo que provocan con ello son verdaderas catástrofes. Y eso sí que tiene ya coste terrible pues sus efectos son devastadores sobre incontables inocentes que son quienes pagan el pato y sufren el impacto de sus estupideces.
El ranking de tontuna en los gabinetes ministeriales está más competido que nunca. El nivel, salvo excepciones, ha ido degradándose hasta alcanzar en ocasiones lo grotesco. Poner que uno ha sido ministro en un currículo no crean que es del todo buena idea viendo el pelaje cada vez extendido de quienes van pillando cartera. Rápidamente afluyen a la memoria una reata de nombres que hace casi que se te erice el vello.
En el gabinete sanchista el podio ha ido teniendo muchos pretendientes y ha estado reñido, pero finalmente quien se ha aupado con el triunfo, a base de tesón e innegables méritos, ha sido, ya queda poca duda, el tal Garzón, cuota de IU en Podemos, que a su vez es cuota morada en el Gobierno. Su última ocurrencia, por ahora, ya la conocen: Intentar que nuestros productos cárnicos sean prohibidos en el mundo. Porque eso es lo que este necio ha hecho con sus declaraciones a un diario puntero. Británico, para rematar faena en contra.
Lo que se ha escrito y dicho sobre él, amén del clamor de que lo apeen del burro, que no lo apearan ni va a dejarse, ¡menudo momio el del tío! lo suscribo al completo y sin gastar más tiempo en denuestos y maldiciones. Pero hay algo dicho por la otra parte del Gobierno, la socialista para salir del paso, que si merece una respuesta. Una ministra, de la que no tengo ni ganas de mentar el nombre, ha querido salir del paso proclamando que el Garzón lo ha dicho a título personal.
Pero hombre, señora. ¿Nos toma por imbéciles? Si fuera a «título personal» las declaraciones del susodicho a 'The Guardian' o a cualquier periódico, hasta el más pequeño de provincias, les importarían menos que una mierda pinchada en un palo. Si se publican, si dan la vuelta al mundo, si hacen un daño terrible, que lo han hecho, contra todo nuestro sector cárnico, es porque ese bobo es ministro del Gobierno de España, de Consumo encima y sus palabras necias adquieren la dimensión que han adquirido por serlo. No porque las pronuncie un memo, sino porque las dice un ministro, que lo es, y eso tiene efectos demoledores. Eso sí que nos cuesta un ojo de la cara. Ese sí que es el terrible coste de un ministro tonto.

 

ARCHIVADO EN: España, The Guardian, Consumo