Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


¿Albacetense o albaceteño?

11/01/2022

A varios amigos le ha llamado la atención que me declare siempre albacetense y nunca diga que soy albaceteño. Recuerdo que cuando me matriculé en Derecho en el CEU de Madrid rectifiqué a la secretaria que me puso «albaceteño» de nacimiento, indicándola que por favor reflejara que mi gentilicio era «albacetense». Si consultamos el diccionario de la RAE, la docta Academia reconoce el uso indistinto de los dos gentilicios, pero a la palabra «albaceteño/a» le otorga la condición de adjetivo o cosa propia de Albacete. Hace unos días mi tocayo Javier Ruiz, figura de la radio en Onda Cero, uno de esos humanistas ante el micrófono, me daba un argumento muy interesante para sostener mi habitual posición «albacetense». Se le nota que pasó por los Salesianos de Ciudad Real con una sólida formación en latín. Los latinos, me recordaba, tenían el modo participio presente o activo, para indicar la realización de la acción. El nominativo se declinaba con la terminación «ens». Siguiendo, pues, la influencia del participio presente latino, en la disyuntiva entre albaceteño/albacetense, sostiene Javier Ruiz, que es mucho más propio usar «albacetense» para los nacidos en Albacete, pues se refiere a los que hacen Albacete, a los que participan en Albacete. Dejando el uso de «albaceteño» para lo hecho en Albacete, para la navaja «albaceteña», para el Teatro Circo «albaceteño». Pero gramaticalmente es más correcto decir que el maestro Dámaso González era «albacetense», al igual que nuestra gloria futbolística Juanito es «albacetense». Es cierto, finalmente, que el gentilicio «albaceteño» admite el género «albaceteña». Y que en cambio «albacetense» es neutro. Pero como bien conocemos, el género en español también lo determina el artículo y con honor diríamos que la soprano «albacetense» Elisa Belmonte triunfa en Madrid. Azorín siempre nos llamaba «albacetenses»: «Albacetenses, poseéis la más alta de las humildades, pues siéndolo todo os creéis nada». Aquí despide la columna de hoy este «albacetense», dando las gracias en el vivo latín a su tocayo ciudadrealeño por su lección : gratias ago tibi amice pro sapientia tua comunicantes.