Editorial

Las listas de espera no dan tregua al sistema sanitario

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Hay que destacar que los tiempos en los que un enfermo tiene que esperar para ser atendido disminuyeron en todos los servicios, salvo en el de Neurocirugía

La lista de espera en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (CHUA) empeoró en el último año, según los datos aportados por el propio Sescam en su Portal de Transparencia. El CHUA concluyó octubre con un incremento del 4,7% respecto al mismo mes de 2021, cuando todavía los efectos de la pandemia de Covid-19 eran patentes. Sin embargo, la situación es mejor respecto a septiembre. En total, a 31 de octubre, había 6.606 pacientes en las listas de espera de las diferentes especialidades, aunque la espera quirúrgica es, con diferencia, la que más pacientes tiene con 6.214.

La causa de este incremento en las listas de espera reside fundamentalmente en la falta de jornadas quirúrgicas, una circunstancia de la que se quejan los servicios hospitalarios. En la actualidad, el CHUA posee un número insuficiente de quirófanos, lo que se traduce en la lista de espera de miles de pacientes.

Como dato positivo, hay que destacar que los tiempos en los que un enfermo tiene que esperar para ser atendido disminuyeron en todos los servicios, salvo en el de Neurocirugía -con más de 160 días de media-.

La pandemia hizo aflorar los fallos que existen en el sistema público de salud y ponerlos sobre la mesa. España tenía un sistema de los mejores del mundo, pero ni mucho menos el ideal. Las listas de espera no consiguen disminuir y los hospitales necesitan una inversión real y potente después del desarrollismo de los primeros años de la democracia. En Albacete, estas inversiones llegaron, pero con varios años de retraso y hoy se construyen edificios adyacentes al Hospital General para intentar paliar el déficit de atención. Otra solución está en las derivaciones a la sanidad privada que, si no existiera, hay que inventarla, porque descongestiona muchos casos que no pueden ser tratados en el sistema público por falta de recursos humanos y materiales.

Durante años, la gestión de la Sanidad en España fue un arma política arrojadiza, pero sin que nuestros representantes en las instituciones públicas realizaran ni un mantenimiento ni un desarrollo adecuado. La población creció exponencialmente a la par que aumentó la esperanza de vida y el envejecimiento de la ciudadanía es un hecho constatable. Estos fenómenos demográficos se traducen en una mayor demanda asistencial, que se concentra en los servicios hospitalarios especializados, pero no hay que olvidar la Atención Primaria, desbordada en numerosas ocasiones en los últimos años. La Atención Primaria es la primera trinchera sanitaria y se descuidó tanto que el Covid-19 la dejó en evidencia por su debilidad de recursos.