Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Sánchez no se va de rositas

15/02/2022

Todos los análisis se han centrado, con razón, en la desastrosa operación que promovió el PP en Castilla y León, de la que ha salido trasquilado. Ha ganado las elecciones, pero será difícil que pueda gobernar sin Vox, aunque este lunes se han advertido movimientos que podrían permitir a Mañueco mantenerse en la presidencia sin incrustar a Vox en su gobierno. Habrá que estar atentos a las componendas de los próximos días. Soria Ya se está pensando qué debe hacer.

Mientras tanto, convendría echar un vistazo a cómo queda el PSOE, y sobre todo Pedro Sánchez, después del 13-F, porque si bien el PP ha salido mal parado por tomar una iniciativa que no se había medido suficientemente, Sánchez ha pecado de confianza excesiva. El resultado del PSOE ha sido desastroso. No ha ganado como hace dos años y además se ha dejado en el camino 7 escaños y 118 mil votos

Sánchez, el rey del triunfalismo, llegó a creer seriamente lo que Tezanos le soplaba al oído, que Luis Tudanca podía ganar nuevamente las elecciones. Otros sondeos recogían que la campaña estaba perjudicando al PP y recogía una subida del PSOE, pero en ningún caso lo consideraban vencedor. Sánchez acudió raudo a mitinear para apuntarse al posible éxito … Y ha salido escaldado. Ha quedado notablemente peor que la vez anterior, y además también ha quedado notablemente peor su socio de coalición, Podemos, que no acaba de levantar el vuelo. Un palo para sus dos ministras lideresas, Belarra y Montero, pero también para la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que no consigue entusiasmar a los votantes de Podemos. En esa situación, a Sánchez le esperan dos años de legislatura en los que se acrecentarán las tensiones con su socio de coalición, socio que a su vez vivirá constantes tensiones internas porque Yolanda no acaba de cuajar en Podemos como esperaba su mentor Pablo Iglesias. Que ya no solo no es mentor, sino que mantiene una distancia con Díaz que él quiere que se visualice nítidamente y no escatima gestos en ese sentido.

Si el PP crecía gracias al rechazo que provocaba Pedro Sánchez, el PSOE veía ahora con entusiasmo cómo el rechazo a Casado iba creciendo y, por tanto, se alejaba la posibilidad de que le ganara las próximas generales cuando toquen. En Castilla y León el PP no ha crecido, pero sí lo ha hecho, y mucho, Vox. A poco que Pablo Casado comprenda que su falta de impulso no tiene nada que ver con Ayuso ni con supuestos desleales, y comprenda que debe corregir el rumbo para recuperar los votos que se le han ido a Vox, Sánchez se encontraría en una preocupante situación.

Le salva que Casado no parece que se dé cuenta de que va hacia el abismo como mantenga la incomprensible y desorientada línea actual. Se ha convertido en la baza principal de Sánchez para mantenerse en Moncloa.