"España ha avanzado mucho desde que yo empecé en la música"

A. Díaz.
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Enrique Rubio, natural de Alcaraz, recientemente ha h sido condecorado Caballero de las Artes y de las Letras (Chevalier des Arts et des Lettres) por el Ministerio de Cultura francés

Enrique Rubio, representante de artistas de música clásica - Foto: IMPACTA

El albacetense Enrique Rubio, natural de Alcaraz, es uno de los representantes de artistas de música clásica más importantes de España. Ha sido condecorado Caballero de las Artes y de las Letras (Chevalier des Arts et des Lettres) por el Ministerio de Cultura francés, en un acto que se celebró el 22 de enero en los Teatros del Canal de Madrid. Enrique Rubio comentó a La Tribuna de Albacete el significado de esta distinción, así como las singularidades de su trabajo.

¿Qué supone para usted esta condecoración como Caballero de las Artes y de las Letras del Ministerio de Cultura francés?

Hombre, es un enorme reconocimiento. Llevo trabajando 25 años en la agencia de conciertos, en la que no todos los artistas, pero la mayoría sí, son grupos barrocos franceses, con algún solista francés también. Nuestra imagen, nuestra marca, siempre han sido los grupos franceses de primera división y hemos desarrollado sus carreras aquí, de gente como  William Christie y Les Arts Florissants; Philippe Jaroussky o Le Poeme Harmonique y que 25 años después , el Gobierno de Francia te reconozca esto y te otorgue la orden de  Chevalier des Arts et des Lettres, es algo muy enriquecedor y que te llena de orgullo y satisfacción, viniendo además, como dije el día que me la concedieron,  de un país como Francia, que tiene un modelo cultural que todos  envidiamos. Francia ha hecho de la cultura una seña de identidad, es una cuestión de Estado, así como  la protección que históricamente ha dado a su cultura, a sus artistas, a la expansión de sus artistas. Todo lo que yo he hecho en España con los grupos barrocos franceses, posiblemente no hubiera sido posible sin el apoyo que tienen del Gobierno francés. Un reconocimiento para alguien como yo, que se dedica a las artes escénicas, que venga de un país en el que las artes escénicas tiene esta consideración de cuestión de Estado, de primera necesidad, dice mucho.  

¿Cambia algo para su carrera un reconocimiento como este?

No. Yo sigo siendo un currante, un fontanero en los teatros y seguimos trabajando igual. Es un reconocimiento que da prestigio, pero al final, lo que cuenta es el trabajo y tener un gran equipo, como el que yo tengo, por supuesto, magníficos artistas y la confianza de los teatros y auditorios españoles o latinoamericanos con los que trabajamos. 

¿Estamos todavía lejos de los modelos culturales de Francia, Alemania o Italia, por ejemplo?

Bueno, de Italia no, creo que Italia está lejos de nosotros. Alemania y Francia sí, aunque no estamos tan lejos, porque España es un país que ha avanzado mucho desde que yo empecé a trabajar en el mundo de la música, hace 30 años. España tiene una red magnífica de auditorios y unas programaciones que se han hecho con mucho esfuerzo. Lo que pasa es que, a veces, las coyunturas políticas no las dejan crecer. Lo que nos faltan todavía, digamos, son herramientas esenciales, más allá de tener un auditorio o una buena programación en una ciudad, esas herramientas que hacen que tengamos un tejido cultural fuerte, que es lo que tienen Francia o Alemania. 

¿Cómo se consigue eso?

Por ejemplo, la protección a los artistas. Ahora en España, la Ley de protección al artista creo que ha tenido un modelo muy claro con la ley que tienen los franceses, con la figura del intermitente. Los artistas, los trabajadores de las artes escénicas, no tienen un trabajo regular. Francia tiene un sistema y el modelo que quiere aprobar el Ministerio de Cultura, se basa en él. Hace que ese tejido cultural tenga una base mucho más sólida. Otra cuestión importantísima es la Ley de Mecenazgo, que todos los partidos políticos la llevan anunciando 20 años y no se ha hecho todavía. Se sigue hablando de ella, porque está claro que es un instrumento importantísimo, pero todavía no está. Luego, la Administración Pública, el gran contratante en el mundo de las artes escénicas, de la música clásica, de la ópera, está funcionando con estructuras que fueron creadas hace 30 años y obviamente, el mundo ha cambiado mucho. Entonces, tienen que ser revisadas para que tengan mayor eficacia en la gestión de los recursos públicos dedicados a la cultura. En ese sentido, creo que Francia nos lleva adelanto. Por ejemplo tiene un modelo de promoción de su cultura en el exterior muy potente, con unos criterios bastante unificados. España tiene una política mucho más dispersa, depende de las comunidades autónomas, de las sociedades estatales, que hace que la gestión de los recursos sea menos eficaz, pero poco a poco, se consiguen cosas.  

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