Oveja de ningún rebaño, como tantas veces se autodefinía otra gran y polifacética escritora, Gloria Fuertes. Porque la producción literaria de Paloma Serrano Molinero aumenta ahora con una nueva, originalísima y valiente obra. Ahí es nada, atreverse con un poemario para niños y padres sobre temas de maternidad y crianza de los hijos. Así es Cómo será tu vida, que acaba de publicar la editorial Apuleyo. Y que cual expresa su autora a La Tribuna, «son versos para leer por padres e hijos al igual, pues una rima divertida para un niño puede entenderla de otro modo una mamá en la misma situación». Aunque Paloma reside desde hace años en Madrid ligada a diversas labores literarias, ha dado a luz gran parte del libro en su amada cuna de Bienservida.
Sus raíces son de este bello pueblo serrano del que tanto presume, hasta el punto de considerarse embajadora del mismo y del que ejerce en los diversos países en que ha vivido por su trayectoria personal a la par que en sus inicios profesionales. Porque debido a la dedicación de su padre, esta licenciada en Ciencias de la Información con Diplomatura Internacional que cursó la carrera en universidades de Madrid y Nueva York ha residido en Estados Unidos, Brasil, Perú y Puerto Rico. De modo que igualmente en este aspecto le cuadra lo de oveja de ningún rebaño.
Una originalidad también la de su libro, que no se queda en la temática y los teóricos destinatarios grandes y mayores, porque todas las páginas llevan dibujos hechos por sus dos hijos, Vince, de cuatro años, autor de las figuritas -un avión, una flor...-, y Juan José, JJ en el libro, de año y medio, con obras más abstractas a las que su madre ha añadido las huellitas de manos y pies. Es más, el poema central, que da nombre al libro, tiene como fondo de página las hojas de un olivo. «Es para darle la importancia a mi tierra, Bienservida, el lugar del mundo que más me inspira».
Toda la idea central de esta obra surgió en la última fase de su primer embarazo, cuando intentaba centrarse en una futura novela aprovechando los muchos ratos de un insomnio que fue ya mayor tras el parto, por lo que tenía poco tiempo entre toma y toma de biberón o mientras el bebé dormía. «Y, claro, así no podía plantearme escribir algo más complejo como una novela ni nada de largo recorrido». Por lo que empezó a anotar frasecillas, pequeños pensamientos que le surgían en duermevela o mientras daba de mamar y hacía las tareas de casa. «Era para mí, para recordar esos momentos y cómo me sentía. Poco a poco fueron tomando forma, y ya algunos nacían en versos o rimas».
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