«Mi sueño es poder tocar en la Filarmónica de Berlín»

E.F
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«En Pozo Cañada, la música no es un añadido a tu vida, es tu vida»

Raúl Alzallú, joven músico - Foto: José Miguel Esparcia

Lo que llama la atención de Raúl Alzallú es el contraste entre su aspecto, como el de cualquier otro joven que va y viene de estudiar en Madrid, y su impresionante currículum como músico, desde  la Agrupación La Primitiva de Pozo Cañada, con Javier Cobos, hasta el Conservatorio Superior de Madrid y la Joven Orquesta Nacional de España. El último logro de este joven trompetista fue conseguir la Beca Yamaha para jóvenes músicos, que consiguió en San Sebastián.

¿Cómo se logra esa beca?

Hay dos fases. En la primera teníamos que enviar un vídeo donde interpretas las dos obras que llevarás a la final. Ahí nos seleccionaron a cinco para ir a San Sebastián. Cuando estábamos allí, teníamos 20 minutos cada uno para volverlas a interpretar.

¿La competencia en esas audiciones es muy dura?

Es que yo no lo veo como una competencia. Cuando optas a una beca como ésta, además de una ayuda para seguir con tus estudios, que no son precisamente baratos, también tienes el privilegio de conocer a más personas, de hacer más amigos, porque el mundo de la música tiene eso, somos pocos, pero muy amigos entre todos. También, como es lógico, sientes que hay un cierto reconocimiento a un esfuerzo de muchos años.

Es curioso, ¿no?. La imagen tópica es la contraria.

En el mundo de la música hay personas con ego, sí, pero lo mismo que en otros sectores. Para mí, la música no significa en absoluto esa imagen de competitividad feroz, porque es el mundo en el que vivo, desde mi pandilla de amigos en Pozo Cañada, en la que todos hacemos música, a mis compañeros de Madrid, los que voy conociendo en otras partes, como San Sebastián… de hecho, para mí  ‘amigos’ y ‘música’ significan lo mismo.

¿Marca mucho la diferencia de venir de un pueblo? 

En parte. La música es una carrera vocacional, el nivel de exigencia es muy alto para todos y, en ese sentido, no hay diferencia si eres de ciudad o de pueblo. Pero si es cierto que, en Pozo Cañada, la música no es un añadido a tu vida, es tu vida, hay una gran tradición musical, y ahí si que ves una diferencia con los compañeros de la ciudad.

¿En qué sentido?

En la ciudad,  a veces te preguntan: «¿qué estudias?» y tu dices: «música» y ponen cara de «ah, bueno», como si no entendiesen o no valorasen lo que haces. En Pozo Cañada es impensable, porque si juntas a todos los que han pasado por la Primitiva te sale medio  pueblo, como mínimo.

¿Y en casa?

Ahí la proporción es aún mayor, el 90% son músicos.

Aún así, ¿no se hace duro seguir el camino de la música y tener además todos los retos de cualquier otro joven?

Eso si que no se valora mucho, y se debería valorar porque en el mundo de la música empiezas desde muy pequeño, como en el deporte de elite, en mi caso a los siete años. A los que seguimos este camino nos toca compatibilizar la música con la Primaria, la Secundaria, el Grado Medio… y vivir, claro. 

Por cierto, dentro del repertorio, ¿cuáles son sus compositores preferidos?

Por períodos, mi preferido es el Romanticismo y, dentro de los compositores de trompeta, hay muchos, pero diría que Henri Tomasi.

¿En qué gran orquesta sinfónica le gustaría estar dentro de 10 años?

Lo tengo muy claro, mi sueño es poder tocar en la Filarmónica de Berlín. Precisamente, hace muy pocos días tuve la ocasión de conocer al solista de esa orquesta.