La asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil) hizo ayer un llamamiento al Ministerio del Interior para que dote de más medios materiales y aumente las plantillas de este cuerpo en Castilla-La Mancha, que es «la región con menos guardias civiles por kilómetro cuadrado de la España despoblada», concretamente uno por cada 15,5 kilómetros, y donde se precisan unos 1.000 efectivos más.

Así lo ha denunciado hoy el secretario general de Jucil, Ernesto Vilariño, a quien acompañó el presidente regional de CSIF, Julio Retamosa, y la portavoz de Jucil, Melisa Carmona.

Vilariño recordó que, en Castilla-La Mancha, a fecha de septiembre de 2022, había destinados 5.115 guardias civiles, una cifra insuficiente teniendo en cuenta la gran dispersión de los núcleos rurales de esta región y de sus cuarteles, en su mayoría con solo 2, 3 o 4 guardias civiles, lo que les incapacita para ofrecer un servicio de 24 horas, además de acudir a los avisos con mucho retraso».

Al respecto, la portavoz de Jucil significó que, además, muchas de estas instalaciones «son en realidad 'cuarteles fantasma' que la mayor parte del tiempo se encuentran vacíos, al contar con una dotación de solo dos personas, al tiempo que habló también de «brigadas fantasma», como las de las Unidades de Violencia de Género o Arroba, que se nutren de efectivos «retraídos» de los puestos, lo que contribuye también a la fata de plantilla en los cuarteles.

Esta falta de plantilla con la que se cubren los servicios en un total de 234 cuarteles «convierte a Castilla-La Mancha en una de las regiones donde el mundo rural se encuentra más desprotegido en España».