Editorial

El encarecimiento de los alimentos empujan a una inflación del 6,5%

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El año 2022 concluyó con una inflación preocupante. En la provincia de Albacete, el Índice de Precios al Consumo (IPC) cerró el ejercicio con un incremento del 6,5%, empujado por el encarecimiento de los alimentos, restaurantes y hoteles y bebidas alcohólicas y tabaco, principalmente. 

De hecho, la cesta de la compra tuvo un incremento del 16,4 por ciento desde el final de diciembre de 2021 para los albacetenses. La subida de los alimentos no se detuvo ni en el mes anterior -un período tradicionalmente inflacionista en este sector por la celebración de las navidades-, cuando los precios aumentaron un 2,1 por ciento respecto a noviembre, aunque también el coste de bebidas alcohólicas y tabaco se incrementó un 3,7 por ciento.

Paradójicamente, la mayor bajada de precios a lo largo del año 2022 se registró en los sectores de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, cuyos precios descendieron un 2,9 por ciento.

Con este panorama, la situación de la provincia albacetense no es de las peores. En el ámbito de Castilla-La Mancha -una de las regiones más inflacionistas de todo el país-, la media de incremento del IPC registró una variación interanual del 6,8 por ciento, mientras que la media nacional estuvo en el 5,7 por ciento. También hay que destacar que la inflación vivida en 2022 no es la más alta de la serie histórica       -el récord está el 6,9 por ciento de año 2021-, lo que confirma las previsiones de los economistas, quienes aseguraban meses atrás que después de un repunte fuerte de la inflación llegaría una etapa de estabilización, que no quiere decir tampoco que los precios dejen de crecer.

Las cifras del IPC de diciembre fueron aplaudidas por varios ministros del Gobierno, pero no convencen al ciudadano de a pie que ve cómo la rebaja del IVA en productos de primera necesidad no es suficiente para combatir la inflación y, para más inri, concluye la bonificación de 20 céntimos de los combustibles. Esta última medida supondrá un nuevo efecto inflacionista que muchas familias no podrán soportar. Las economías familiares son las que más sufren estos movimientos alcistas y con los salarios bajos deben empezar a gastar el ahorro que tuvieran. Si se suben salarios, como pide la vicepresidenta Yolanda Díaz, se corre el riesgo de fomentar aún más la inflación.

Parece que el aumento del coste de la vida será uno de los caballos de batalla en este recién estrenado 2023 y, por supuesto, entrará de lleno en las campañas electorales que se presentan en mayo           -municipales y autonómicas- y, en principio, diciembre -Generales-.

La recuperación económica después de la pandemia estará en entredicho más que nunca durante este año.