El nombre de Manuel Caballero es uno de los grandes de nuestra historia taurina provincial, ya que ha sido referencia durante los años 90 y mitad de la década de 2000 y el torero de Albacete más representativo. Ahora vuelve este nombre, con el segundo apellido distinto, pero continuador de la historia que dejó escrita su padre, aunque, en este caso, como alumno de la Escuela Taurina de Albacete, la misma de la que salió el primer Caballero. Su nombre se encuentra impreso en los carteles de las dos primeras ferias importantes del calendario nacional, la de Fallas de Valencia el 12 de marzo y la de Magdalena de Castellón el 23 del mismo mes, por otra parte, único diestro paisano que pisará el ruedo de ambas plazas de la Comunidad Valenciana. La Tribuna de Albacete pudo conversar con el novillero, una vez terminados los exámenes en la Universidad, donde asiste puntualmente, compaginando su formación académica, con la taurina.

«Es una responsabilidad importante, pero estoy muy contento porque poder verme anunciado en esas dos ferias creo que es algo muy ilusionante. Estoy tranquilo y entrenando mucho para poder llegar de la mejor manera, tanto físicamente como mentalmente, por lo que espero llegar preparado para esos días».

Llamarse Manuel Caballero aporta quizás mayor responsabilidad. «A mi abuela le han llegado a preguntar si es que reaparecía mi padre, pero bromas aparte, más que el nombre, pesan las comparaciones que puedan hacer cuando me vean torear, pero lo cierto es que cuando sales a la plaza y desarrollas tu toreo, te olvidas un poco de las comparaciones y allí eres tú, el resto es antes y después, cuando estás toreando se olvidan esas cosas. A partir de ahora lo que tengo es que hacerme mi propio nombre, porque la carrera de mi padre la conocemos todos y ojalá y yo fuese capaz de desarrollar la mitad de lo que hizo él, pero cada uno tiene que hacer su camino y su proyección, aunque hay que intentar llegar a donde él ha llegado, aunque sea difícil».

Su padre tuvo gran cartel en ambas plazas, donde cuajó tardes muy importantes. «Tengo muchas cosas de su toreo, es lógico y seguro que los aficionados me compararán, como he dicho antes, además técnicamente todavía son más los parecidos, pero como digo, es lógico porque he mamado la tauromaquia de esa fuente y he convivido y hablado con él toda mi vida». Lo ha vivido en casa desde que nació, y en vez de escoger una vida cómoda, decide seguir los pasos de su padre, con las dificultades que esta actividad tiene. «Todos sabemos que en este mundo dos y dos no son cuatro muchas veces, pero al final es el sentimiento lo que te hace tirar hacia delante ya que cuando estás toreando sientes cosas que no se sienten con nada del mundo que son inexplicables. Se renuncian a algunas cosas, en cuanto a la vida de un chico de mi edad, pero al final no son renuncias porque lo que me hace feliz es torear y levantarme temprano un sábado e irme a entrenar, por lo que es dejar un poco de lado algunas cosas, pero cuando te gusta no te cuesta y lo disfrutas mucho, por lo que no me supone sacrificio alguno. Puedo decirte que, desde mi cortísima experiencia, los pocos triunfos que he tenido hasta ahora merecen la pena por encima de todo, incluso cuando en el campo toreas una becerra, te vas muy pleno y satisfecho porque merece la pena».

Se habla por los ambientes taurinos que este año 2022 será el de su debut con picadores. «Eso dicen,  bueno, ahí están las cosas barajándose y no se sabe nada todavía ya que tiene que empezar la temporada y ver como se va desarrollando, aunque la idea va por ahí, pero ya digo que será como se den estas novilladas y la marcha que pueda ir cogiendo, cómo yo me vea y cómo me vean los que están a mi alrededor».