Lo que el interior esconde

Ana Martínez
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Casas de Juan Núñez es de los pocos municipios que registraron aumento de su población, gracias a su cercanía con la capital y a su cartera de servicios

Ana María Salmerón y Paca Moreno, dos caseras de nacimiento, frente al nuevo mural dedicado a las mujeres de Casas de Juan Núñez. - Foto: Arturo Pérez

Casas de Juan Núñez es algo más que una carretera que une Albacete con el valle de Ayora, ya en la provincia de Valencia. Es la conocida CM-322 la que divide la localidad, pero también la que ha convencido a muchas familias a apuntarla la población rural con la compra o construcción de vivienda nueva. Porque las Casas de Juan Núñez no solo están a escasos 20 minutos de la capital, sino que la vía que los une goza de una excelente visibilidad y está trazada en línea recta, lo cual facilita los desplazamientos a diario. No en vano, el padrón continuo del INE, a 1 de enero de 2020, cifra en 1.326 el número de habitantes empadronados en las Casas, 20 más que en 2019, un aumento del que muy pocos pueblos de la provincia pueden presumir. 

Los primeros habitantes de los que se tiene constancia en estas tierras fueron los íberos, como lo demuestra la figura de un caballo enjaezado del siglo V a.C., que se encontró en el paraje conocido como La Losa y hoy puede ser admirado en el Museo de Albacete.

Casas de Juan Núñez basa su economía en la agricultura y en las explotaciones ganaderas de ovino, caprino y porcino. A ello y partir de las últimas décadas del siglo XX, las labores tradicionales se fueron modernizando y se complementaron con la creación de pequeñas empresas dedicadas al sector del transporte, la construcción, la explotación de canteras y otros servicios.

«En las Casas no tenemos río ni mucha riqueza, pero nos hemos reinventado y hemos apostado por la restauración, siempre hemos tenido muchos bares y restaurantes para los vecinos que somos». Hasta siete establecimientos hosteleros, uno de ellos ecológico, bautizado como Lo que da la mata, que fue ideado por una mujer emprendedora que cree en el potencial de los productos ecológicos desde el impulso de la pequeña empresa.

Así lo relatan Paca Moreno Martínez, casera de nacimiento, 58 años residiendo en su localidad, con dos hijos y trabajadora de la hostelería y la confección; y Ana María Salmerón Carrasco, natural también de Casas de Juan Núñez, de 33 años, que estuvo trabajando en Mota del Cuervo durante cinco años, aunque volvió «por comodidad, porque aquí vivir es muy fácil, la calidad de vida que hay en este pueblo es impagable». Y hace referencia a la «gran calidad» de la que goza el colegio rural agrupado San Pedro Apóstol de las Casas, un centro que cuenta con una matriculación de casi un centenar de alumnos, lo que demuestra el interés que está despertando esta localidad para las jóvenes familias que apuestan por el medio rural.

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