La «catastrófica» llegada del estornino a Nueva York

SPC
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Care Santos novela en 'El loco de los pájaros' la vida de un filántropo estadounidense que tuvo la extravagante ocurrencia de introducir en América las especies de aves que Shakespeare menciona en su obra

La autora barcelonesa de Mataró indaga en la historia del apasionado ornitólogo Eugene Schieffelin - Foto: Alejandro García (EFE)

Entre los miles de volúmenes de la emblemática librería Strand de Nueva York, la escritora Care Santos descubrió hace unos años un libro sobre William Shakespeare en el que se topó por primera vez con el filántropo Eugene Schieffelin, al que convierte en protagonista de su nueva novela, El loco de los pájaros.

Se trata de una obra muy diferente a las que ha armado hasta ahora, porque se aleja de Barcelona, con mucha presencia en sus historias, y se planta en el Nueva York del siglo XIX para dar a conocer a los lectores a Schieffelin, un apasionado ornitólogo que tuvo la «catastrófica» ocurrencia de introducir en Central Park todas las especies de aves que Shakespeare nombró en sus obras, una cincuentena.

Hijo pequeño de una adinerada familia, propietaria de las Industrias Schieffelin, empresa pionera de la industria farmacéutica, Eugene fundó la Sociedad Americana de Aclimatación para «llevar especies de animales de un lugar para otro, sin que ninguna de las que intentó introducir prosperara, excepto los estorninos europeos», después de dejar volar apenas treinta parejas de estos pájaros el 6 de marzo de 1901 en la ciudad de los rascacielos.

«Hoy se trata de la especie más invasiva de todas las que vuelan por los cielos americanos y en EEUU se gastan millones de dólares en exterminarlos», añade.

Publicada por la editorial Destino, quien se enfrente a las 368 páginas de la novela conocerá la peripecia vital de este hombre, del que no existía ninguna novela, sus amistades y sus ideas, aunque advierte que también hay mucha ficción y que ha narrado libremente aspectos de su vida.

Manhattan

Todo empezó a tomar forma cuando leyó el estudio «How Shakespeare Changed Everything» (Cómo Shakespeare lo cambió todo), del periodista Stephen Marche, con curiosidades sobre lo que la obra del inglés ha supuesto para generaciones futuras en todos los ámbitos.

Entre ellos, el de la ornitología, puesto que alguien como Schieffelin, gran enamorado de su teatro, quiso introducir en EEUU todas las aves que aparecen en sus numerosas obras, desde cuervos y búhos a estorninos, aunque éstos «solo aparecen en una línea de Enrique IV», con lo que «todo este follón se ha organizado por una única línea».

Junto a este hombre, aparecen su esposa Catherine, su desaparecida hermana Martha, la criada irlandesa Edhit, el encargado de la sección de metereología del periódico New York World, Daniel Rodríguez, y la ambiciosa redactora estrella del New York World, Nellie Bly, famosa por sus reportajes de denuncia y que fue un personaje real.

Care Santos rememora que, desde que descubrió a Schieffelin, pensó que tenía una novela «después de comprobar que no había ninguna sobre él, era muy tentador».

Sin embargo, llegó la pandemia y su viaje anual a Nueva York -su ciudad favorita- tuvo que suspenderlo, «pero hubo algo bueno y es que todos tuvimos más tiempo y, entonces, pensé que era el momento de ponerme, con la suerte de que las bibliotecas más importantes de EEUU están digitalizadas, y a partir de la hemeroteca del New York World empecé a indagar».

Cuando abrieron la Gran Manzana a los turistas, compró billete y se volvió a patear la ciudad, especialmente, la zona de Manhattan en la que vivió la familia Schieffelin, visitando la iglesia que ayudaron a fundar o la antigua casa familiar, en la calle 144, «un lugar muy céntrico, pero por el que todavía pasa un río y conserva el espíritu natural que debió tener en el siglo XIX».

«Nunca escribo con el Google maps. Me gusta pisar los lugares de los que comento y olerlos. También me documento y en este caso vi cómo esta clase social de Nueva York se refleja siempre en Europa. Querían ser ingleses, tomaban el té con porcelana de allí, demandaban objetos del otro lado del Atlántico», relata con detalle Care Santos, quien añade que se siente cómoda escribiendo del siglo XIX «creo que soy un error cronológico».