Pinar subraya que el triunfo de Béziers le da «mucha moral»

Pedro Belmonte
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El torero de Santiago de Mora cortó el lunes cuatro orejas a los toros de su lote, de la ganadería de Miura

Imagen de archivo de Rubén Pinar en la plaza de Albacete. - Foto: Arturo Pérez

El lunes, el torero Rubén Pinar cuajó una de las tardes más completas que un torero pueda desear, ya que le cortó cuatro orejas a su lote de toros de Miura en la francesa plaza de Béziers, una plaza de primera categoría del país vecino, con la exigencia que la afición suele tener en el sur de Francia. Toros grandes, cabeza de camada de la ganadería de Zahariche, con la particularidad de que cada faena tuvo distintas características, la primera a un toro bueno y la segunda a un toro difícil, llegando a encandilar a los aficionados que llenaban los tendidos de la plaza, tal y como subtitula el portal Mundotoro: Gigante se hizo Pinar. Tanto o más que los gigantes Miuras que saltaron al ruedo en la última corrida que cerró la Feria de Béziers. Arrasó el de Albacete, cortando cuatro orejas de su lote, el bravo tercero premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre y de un quinto que tuvo genio al que logró imponerse con temple y poder.

La Tribuna de Albacete conversó  con el torero de Santiago de Mora, contento, pero con los pies en la tierra y, sobre todo, porque ante una temporada difícil, esta actuación le ha dado una buena inyección de moral y todavía más credibilidad, si cabe, ante las empresas, que no tendrán más remedio que contar con él.

«Gracias a Dios ha sido un día muy importante para mi carrera por lo que supone una plaza como Béziers de primera categoría en Francia, por la ganadería que era y por el momento en que sucede, en una temporada que estaba siendo dura. Un momento clave que supone un balón de oxígeno y mucha moral para seguir con mucha ilusión y ganas».

Dos faenas distintas a toros diferentes. «La afición vivió la corrida con mucha sensibilidad. Creo que se las corridas que hemos matado de Miura ha sido la más grande y tienen sus virtudes y sus inconvenientes, porque el toro que se deja, aunque sea bueno, tiene 650 kilos y eso a la hora de moverse no es lo mismo que uno con 100 kilos menos, por lo que había que estar muy templado con él, medido y hacerle la faena en base a lo que podía durar. Creo que estuve inteligente con él e incluso hubo momentos que me permitió torear muy despacio e incluso me dejó estar cerca y llegar mucho a la gente en el ultimo tramo de la faena. El otro toro fue muy complicado y en los primeros tercios de la faena lo hizo todo mal, muy correoso, pegando muchos hachazos y la verdad es que cuando me puse con la muleta no sabía como iba a poder salir de aquello, pero con fe, ganas y actitud, no perdí la ilusión y la gente valoró mucho que no tirase la toalla y la recompensa fue muy grande y unánime. Una tarde para recordar siempre».

Se ha destacado la rotundidad y torería a dos toros distintos. «La torería depende también de las formas, pero pensar en los animales, intentar ir por delante e intuir lo que puede pasar, es fundamental porque son tardes en las que hay que sobreponerse a lo que es Miura, alzadas, peso, caras y un comportamiento muy complicado y cambiante hay que tener la mente muy clara, los espacios, las alturas que necesitas, en fin, son muchas cosas que cuando estás despejado puedes verlas y cuando vas un poco presionado de más y no estás muy lúcido, se te pueden ir muchos detalles, por lo que el mérito del lunes es que me pilló despejado a pesar de ir con la presión de jugarnos mucho, pero me permitió disfrutar y que el primer toro me permitiese expresarme, me ayudó mucho para el otro».