Antonio García

Antonio García


Cumbre climática

08/11/2021

Por primera vez, los veinte países poderosos del planeta, excepto el más poderoso de todos, China, forman piña en la cumbre del cambio climático, a destiempo, con prisas, cuando el medio ya está muy tocado. La foto de familia se la han tomado ante la fuente de Trevi y el simbólico gesto de lanzar monedas a su interior hace sospechar que fían más de la superstición que de sus propias iniciativas. Dentro de unos años, si se cumplen las predicciones de Zuckerberg, y vuelven a juntarse, no serán ellos sino sus hologramas quienes testifiquen el incumplimiento de tanta promesa. De hecho, mientras ellos debatían en Glasgow, Zuckerberg tonteaba con su avatar en la puesta de largo de su último delirio. Si no teníamos bastante con un Zuckerberg ahora tenemos dos y eso sí que constituye una amenaza peor que la del calentamiento. El diabólico inventor de facebook presenta ahora la alternativa llamada metaverso, un mundo virtual más allá de internet en que las personas interactuarán con hologramas o escribirán mensajes con solo pensarlos -el gran sueño de Manuel Puig-, todo por medio de gafas inteligentes que añadirán capas de realidad a la pobre realidad real. Mucho tendrá que mejorar y perfilar el invento, si quiere convencer a los fieles, porque el avatar que ha elegido de muestra le ha salido bastante chapucero. El futuro inminente tiene toda la pinta de constituirse en una lucha entre la naturaleza y la tecnología, entre una madre desquiciada y un hombre engreído con ínfulas divinas, nada que no hubieran anticipado los creadores de ciencia ficción. El único provecho que podría sacarse de ese mundo virtual es que nos sirviera de protección contra la desgracia, que fuera nuestro holograma o avatar, y no nosotros, el que se llevara la bofetada, el cáncer o el golpe de calor. No va a ser así. La naturaleza no distingue y tanto le da llevarse por delante a Zuckerberg como a su monigote.