Se desata la preocupación de los ucranianos en la capital

Teresa Roldán
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Julia, Olena, Valery y Svitnana son un ejemplo del casi millar de ciudadanos de Ucrania que vive en la provincia, que preveían la llegada del conflicto y que la vía pacífica no fructificara

Julia Plinska, ucraniana afincada en Albacete. - Foto: Rubén Serrallé

El inicio del conflicto bélico con el ataque de Rusia a Ucrania, bombardeando varias localidades en la madrugada del jueves, provocó el desánimo y la preocupación y desató los peores presagios para la comunidad ucraniana que reside en la provincia de Albacete, en torno a un millar, algunos de ellos, desde hace varias décadas.

Julia, Olena, Valery y Svitnana son un ejemplo, todos ellos ucranianos que viven en Albacete, y aseguran que sabían que la invasión rusa iba a llegar y que las negociaciones por la vía pacífica no iban a servir de nada.

«El mundo se tiene que enterar de lo que es Rusia de verdad, no son civilizados, es un país retrógrado, que no entiende de convivencia», afirmó Julia Plinska, empresaria copropietaria de una tienda de ropa femenina en la capital.

En su opinión la diferencia con la invasión que sufrió el país ucraniano en 2014 y ahora es que «entonces la comunidad internacional nos dejó solos y ahora el mundo entero se ha dado cuenta y nos han dado su apoyo».

A pesar de los intentos por proteger a sus familiares que viven en poblaciones de Ucrania, muchas personas no quieren salir de su país, pase lo que pase quieren seguir en sus hogares. Es el caso de la madre de Valery, que vive cerca de la frontera con Polonia y, si bien está muy preocupada por el conflicto, se resiste a salir de allí, con o sin guerra de por medio.

Por su parte, Olena Klyuch, que lleva en Albacete desde 2003 y que acaba de tener un bebé, se mostró pesimista por lo que está ocurriendo en su país, algo que dijo preveía que iba a suceder, aunque ni tan pronto ni con ese alcance con que había comenzado de madrugada. Klyuch fue claro al afirmar que «ninguna persona en su sano juicio puede querer una guerra, porque estamos en el siglo XXIy en un país civilizado».

Dobroshtan tenía un billete de avión para este sábado emprender vuelo a Ucrania a visitar a su familia, pero la cancelación de vuelos y la situación actual lo hacen inviable. Su preocupación y tristeza por lo ocurrido es tal que se muestra pesimista sobre el desarrollo del conflicto y su duración, ya que asegura que «Putin es un enfermo mental y un peligro mundial», que en su opinión «con el potente armamento de que dispone puede destruir varios países en un día».

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