A este paso el Real Oviedo va a terminar otorgando su insignia de oro y brillantes al Albacete Balompié, primero por cederle a un goleador como al Alfredo Ortuño y después por el regalo de este domingo. 

Y es que el equipo de Ramis, tras hacer lo más difícil, ser mejor en la primera parte y marcharse al descanso con ventaja, tiró por la borda todo el trabajo en una nefasta segunda parte y le entregó en bandeja los tres puntos a un necesitado conjunto asturiano que llegaba a tierras manchegas como colista y sale fuera de los puestos de descenso.
Las bajas obligaron a Ramis a hacer cambios en el once y la gran novedad fue la vuelta de Dani Ojeda, que jugó por la izquierda, mientras que Pedro Sánchez hacía las veces de mediapunta en lugar de un Manu Fuster, que parecía lesionado en la rodilla, pero que sorprendentemente apareció en el banquillo, aunque finalmente no disputó ni un solo minuto.

El Albacete fue mejor en la primera parte y tras disponer de un par de ocasiones, Dani Ojeda adelantó a los manchegos con un tanto de cabeza a los 28 minutos. Con el 1-0 se llegó al descanso.

Pero el paso por los vestuarios no le sentó bien al equipo de Ramis. El Oviedo movió sus piezas y comenzó a encerrar a los blancos, desaparecidos del campo de manera incomprensible. Si en la primera parte habíamos visto a un buen Alba, en la segunda sencillamente, ni se le vio. A los 74 minutos llegó el empate, obra de Sangalli y a pesar de que el Albacete no tuvo apenas presencia ofensiva en el segundo periodo, Zozulia y Acuña tuvieron dos claras ocasiones para marcar el segundo, pero no fue así y en otro contraataque Borja anotó un golazo a los 88 minutos que le dio los tres puntos al Oviedo y sembró la decepción en la grada.