Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Lo de Rosalía

22/03/2022

España de nuevo partida en dos. Pero esta vez los garrotazos solo son virtuales. La culpable de esta nueva brecha no es la política, ni siquiera el fútbol. La buena noticia es que, en esta ocasión, el país se abre en dos, cual jugoso melón, por Rosalía, nuestra artista más internacional desde tiempos de Julio Iglesias. La cosa no es nueva, ya pasó con su disco anterior, en el que ya empezó a mostrar unas querencias por nuevas sonoridades, anexas a lo urbano -trap y reguetón- que molestó mucho a aquellos que querían que la joven cantante catalana siguiera toda la vida haciendo filigranas flamencas. Era obvio que ella tenía otros planes. Este 'Motomami' -su tercer álbum- ha conseguido que nos olvidemos durante unas horas de tanta calamidad -querida realidad, ¿nos damos un tiempito?- para sumergirnos en una discusión pixelada sobre la calidad compositiva, técnica y lírica de sus nuevas canciones en la que, la gran mayoría de los opinantes hablan de oreja, es decir sin ni siquiera haberlas catado. En los últimos tiempos, y en este país, todos ejercemos de tertulianos en el ascensor, en la cola de Mercadona o en el patio del colegio. Parecemos obligados a tener opinión sobre todo lo que se menea. Y, asumida nuestra ignorancia, lo más fácil es plagiar la que cualquier menda suelta por la tele, radio o, columna como la que nos ocupa. Esto provoca que cualquier opinión de mierda -con perdón- se convierta en burdo dogma de fe y cuente con millones de replicas por todo el país, por parte de esos que no cuentan con una sentencia propia, sobre lo que fuere, pero necesitan presumir de ello. Lo nuevo de Rosalía ha disparado esto hasta niveles insoportables. Por un lado, están los que la odian por ser transgresora, descarada y talentosa y han aprovechado para pasarle el cuchillo por el pescuezo. Por otro, los que la adoran haga lo que sea y, ante tales ataques, han salido a defender a su ídola con uñas -interminables y afiladas- y dientes -con mariposa brillante incrustada-. Mientras, los pocos que han tenido el detalle de escuchar -pero, de verdad- su nuevo disco, y con el criterio propio, que algunos sí detentan, coinciden en que Rosalía -guste o no- trasciende estilos, disfruta de una voz única en el mundo y sigue llevando el flamenco -en nuevas y necesarias mixturas, sinergias y reinterpretaciones- a estados y lares nunca conocidos. Saoko para todos.