Editorial

Los inmigrantes ocupan empleos desechados por los nacionales

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No cabe ni un mensaje racista contra estos trabajadores, porque son ellos la base del mercado laboral en agricultura y cuidados de mayores

El mercado laboral de la provincia sería muy distinto sin la presencia de los trabajadores extranjeros. Estos empleados centran su actividad en dos sectores muy bien definidos: el de la agricultura y ganadería y el de los cuidados de las personas mayores. De hecho, en estas dos áreas acaparan el 90% de los puestos de trabajo. Así lo atestiguan los datos estadísticos, que revelan que a lo largo del pasado año 2021 la contratación entre la población activa inmigrante aumentó un 83%, a la par que el desempleo descendía en un 28%. Son cifras que ponen a las claras la demanda que hay de mano de obra en los dos sectores.

Esta tendencia pone de relieve que la población extranjera ocupa un nicho de empleo que los trabajadores nacionales no quieren cubrir, por las exigencias físicas que requiere. Así lo manifiestan portavoces de la Asociación de Apoyo al Inmigrante (Acaim), que en los últimos meses recibe más peticiones de empresarios en busca de trabajadores para cubrir su plantilla. Normalmente son puestos de trabajo con poca formación, pero con exigencia física. Los nacionales prefieren cobrar algún tipo de prestación o buscar empleos sin tanta dureza física.

Una consecuencia indirecta de la demanda de trabajo de los inmigrantes es que los municipios en riesgo de despoblación o con pérdida continua de habitantes consiguen mantener su censo, ya que muchos empleos están en el medio rural.

Los trabajadores inmigrantes son fundamentales para mantener la economía provincial, en la que un pilar fundamental es el sector agroalimentario. Además, el envejecimiento de la población hace que muchos de los mayores se mantengan en sus domicilios gracias a la asistencia de cuidadores, en su mayoría extranjeros.

Por lo tanto, no cabe ni un mensaje racista contra estos trabajadores, porque son ellos la base del mercado laboral en agricultura y cuidados de mayores y son los nacionales los que desechan esos puestos de trabajo, al considerar que son demasiado duros o no están bien remunerados. De tal forma, que hay que valorar a aquellas personas que dejan su país de origen, a miles de kilómetros de distancia, y en muchas ocasiones a sus familias, para trabajar aquí. Sin ellos muchas empresas y explotaciones agropecuarias no serían viables, porque los trabajadores nacionales desprecian esas ocupaciones, cuando sin ellas sería impensable que la economía se mantuviera.

La memoria se pierde demasiado pronto, porque hace unas décadas eran los españoles los que emigraban a Europa para realizar los trabajos más bajos que los habitantes de los países más desarrollados desechaban. Hoy la historia se dio la vuelta, pero como dice el refrán popular: «Ni mandes a quien mandó, ni sirvas a quien sirvió».