Antonio García

Antonio García


La novela de Maradona

30/11/2020

Si toda vida, por muy anodina que sea, constituye una novela de acuerdo con la enseñanza de Galdós y Trapiello, no hay duda de que la protagonizada por Maradona, interrumpida a los sesenta años, pertenece genéricamente al thriller, con los elementos consabidos de acción, droga, sexo y su punto de terror. Tampoco es de extrañar que con esa combinatoria la novela se haya convertido en un best seller, seguida hasta al final -como los folletines decimonónicos- por millones de lectores que ahora lloran el final de la historia y tendrán que aguardar muchos años para volver a leer otro libro tan gordo y adictivo como el concluso. Como a las malas novelas, no le ha faltado a esta su moraleja, fácil de captar incluso para quien no tiene hábitos lectores o bordea el analfabetismo, y es que se puede morir de éxito, el dinero no da la felicidad, o los excesos se pagan, cualquier variante vale. Junto con la también mitificada Evita, cadáver de mal asiento, forma Maradona el díptico de personajes más grandes que la vida, que son los que promueven el gran plañiderismo de masas, las orfandades colectivas y las histerias desbordadas ante el féretro epilogal, aunque su inquilino sea un monstruo. La patria del finado, Argentina, es la misma en la que vieron la luz otros personajes como Borges, Bioy Casares, Sábato, Cortázar, Tomás Eloy Martínez -que noveló a la novelesca perona-, Abelardo Castillo, Roberto Arlt o Macedonio Fernández, vidas más discretas y sin el tirón masivo de la de quienes patearon una pelota o se ajuntaron con el poderoso. Admirable país de contrastes, Argentina, que amalgama la fineza de sus grandes creadores con lo grotesco y populachero de sus mitos, aunque el éxito de ventas se decante siempre por los segundos.

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