«Los actores debemos tener una amplia gama de posibilidades»

Virgilio Molina
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Un año después de su estreno absoluto, el Teatro Circo acoge hoy, a las 20 horas, la representación de Galdós enamorado, con Emilio Gutiérrez Caba

Emilio Gutiérrez Caba y María José Goyanes, protagonistas - Foto: Euroescena

U n año después de su estreno absoluto, el Teatro Circo acoge hoy, a las  20 horas, la representación de Galdós enamorado, una comedia escrita y dirigida por el dramaturgo Alfonso Zurro que gira en torno a la relación sentimental y epistolar que mantuvieron dos grandes nombres de nuestra literatura: Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. Estas cartas, de las que sólo se conservan las que escribió la escritora, son la base de una obra protagonizada por dos gigantes de la escena española: María José Goyanes y Emilio Gutiérrez Caba. 

Vuelve a trabajar con María José Goyanes, con la que ya a finales de los años 60 creó su propia compañía. Habrá sido un reencuentro especialmente agradable... 

Claro, trabajar con María José siempre es un placer, porque no sólo nos recuerda los viejos tiempos, sino que todavía estamos los dos activos en la profesión. Para mí ha sido algo muy agradable y un añadido más a lo ya de por sí atractivo de esta función. 

La complicidad con ella sobre el escenario es otra clave del éxito de la representación, ¿cómo es la aproximación a estos ilustres personajes de las letras españolas?

La complicidad escénica es realmente importante en todas las obras y en esta, sin duda, es esencial. Encarnamos a Benito Pérez Galdós y a Emilia Pardo Bazán siempre desde la ficción y, en este sentido, Alfonso Zurro lo lleva a cabo con una grandísima maestría. No reproducimos lo que ellos realmente fueron, jugamos con cosas de la vida de ambos basándonos en esa correspondencia de don Benito que no ha llegado a encontrarse.  

Es decir Galdós enamorado, más que una biografía detallada, ¿viene a ser una trama sobre la mutua admiración de ambos y sobre su historia de amor? 

Sí, como te decía está en buena medida basada en la existencia de las cartas de Galdós, que sabemos a ciencia cierta que escribió aunque no se sepa qué fueron de ellas, si se quemaron, desaparecieron o las tiene alguien guardadas en su archivo. La representación gira  precisamente en torno a eso, a la hipótesis de dónde están y qué decían exactamente, porque las contestaciones se hacen a partir de las cartas que se conservan de doña Emilia, quitándole seriedad y gravedad a los personajes, para poder encontrarnos con ellos desde unas posibilidades más abiertas y sinceras.

El director y autor del texto asegura que intentó jugar con el tiempo y con la narrativa para despertar el interés del espectador, ¿es también esta función la crónica de una época?

Hay referencias a la política española de la época e incluso a la tardanza en el ingreso de ambos escritores en la Real Academia Española de la Lengua, todo ello se refleja en la obra, como también la propia ideología de Galdós o cómo la desarrolla en sus discursos ante las Cortes. 

Estamos ante uno de esas figuras históricas complejas, que se antojan repletas de aristas, ¿es así?

Así es, las tiene y en la obra todas esas aristas salen a relucir, aunque hay cosas de la intimidad de las personas que es difícil saberlas a ciencia exacta, en este caso esos detalles de la intimidad de ambos, aunque el texto de Alfonso refleja multitud de detalles que permiten al espectador comprender más la dimensión de ambos protagonistas. 

Un trabajo con un tono diferente al de su anterior papel, Copenhague, de Michael Frayn, ¿un claro ejemplo de su versatilidad?

Los actores debemos tener una muy amplia gama de posibilidades dramáticas y en ese sentido es cierto que es un trabajo totalmente distinto. En el fondo casi todos los son, porque nuestras circunstancias vitales también cambian

en el momento en que los asumimos y porque el público también es distinto… esas variantes hacen que cada espectáculo sea irrepetible.  

Tras la cinta El árbol de la sangre, de Julio Medem, ¿ hay algún proyecto para trabajar de nuevo en el cine?

De forma más o menos constante intento siempre aproximarme al mundo del cine, de hecho ahora mismo estoy rodando un largometraje para Netflix que se llama Fenómenas, junto a Belén Rueda y Toni Acosta, que dirige Carlos Theron. Durante todo este mes y el próximo abril trabajaré de lleno en este proyecto cuya temática se centra en un equipo de investigadores especializado en fenómenos paranormales.