Uno de los puntos más débiles que parecía tener el Albacete esta temporada era la delantera, por la falta de un jugador referencia. El equipo de Rubén de la Barrera cuanta con jugadores ofensivos como Manu Fuster o Rubén Martínez, pero como referencia arriba solo estaba Jordi Sánchez.

Algunas voces entre los aficionados pedían un goleador en el mercado invernal. El club centró sus esfuerzos en reforzar las zonas que se habían visto mermadas por las lesiones y firmó otro de esos jugadores que no son referencia, pero si ayudan mucho en el ataque,  Kike Márquez, de sobra contrastado.

El caso es que el equipo ha elevado el nivel de su capacidad ofensiva tras finalizar el mercado invernal. En los últimos dos meses, en los que acumula 10 partidos sin conocer la derrota, el líder de la categoría ha marcado 15 goles, es decir, una media de 1,5 goles por partido.
Antes de comenzar esta buena racha, el Albacete anotaba 1,3 goles por encuentro. Cifra que no está mal, sobre todo si la acompañas con el dato de ser uno de los que menos encajan, y eso que son varios los encuentros en los que se ha sufrido importantes reveses en forma de goles encajados, sobre todo en el arranque de la competición y siempre fuera de casa.

Manu Fuster es el jugador que más se ha visto evolucionar esta temporada. Su llegada al Alba despertó mucha expectación, pero la temporada pasada, sumido igual que el resto del equipo en una campaña realmente nefasta, no pudo exprimir su potencial.

De la Barrera sí ha sabido explotarla, pues además de ser un jugador vital entre líneas, también ha visto puerta con asiduidad, algo que no había hecho en los dos años anteriores. Seis goles hizo en sus dos primeras temporadas, bien en cierto que en Segunda División, pero este año es el máximo goleador del equipo con nueve tantos.

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