Naciones Unidas estima que más de 230.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la represión militar desencadenada en Birmania tras el golpe de estado propinado el 1 de febrero por el Ejército birmano.

"Se estima que 230.000 personas han sido desplazadas internamente y necesitan asistencia en ciertas partes de Birmania debido a la violencia, los enfrentamientos armados y la inseguridad. Los humanitarios están respondiendo, pero los desafíos obstaculizan las operaciones", ha lamentado la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en un comunicado publicado el pasado jueves.

A la represión militar se han sumado los combates con autodenominados grupos de resistencia en el estado de Chin, donde los enfrentamientos entre las Fuerzas de Defensa de Chinland (CDF) y las Fuerzas Armadas de Birmania han generado al menos 20.000 desplazamientos durante las últimas semanas.

La inmensa mayoría de los desplazados, 177.500 personas, se concentran en el sureste del país, entre ellos unas 103.500 desplazadas en el estado de Kayah tras una escalada de enfrentamientos desde el 21 de mayo.

Según la Asociación de Presos Políticos de Birmania (AAPP), unas 880 personas han muerto durante la represión militar y 5.104 han sido arrestadas desde el golpe de Estado a raíz de las elecciones de noviembre, en las que el partido de la activista y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, se hizo con la victoria.

El Ejército, por contra, declaró las elecciones como fraudulentas, sin ofrecer prueba alguna e imputó a la activista de varios cargos contra el Estado. Su juicio terminará a finales del mes que viene.