"Hacemos mucha medicina curativa y poca educación de la salud"

Teresa Roldán
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El Consejo Oficial de Médicos de España ha concedido a Juan Antonio Divisón el Premio a la Trayectoria Profesional en el ámbito de la Atención Primaria

Juan Antonio Divisón, médico de Atención Primaria en Fuentealbilla. - Foto: José Miguel Esparcia

El doctor Juan Antonio Divisón Garrote es todo un veterano en el ámbito de la Atención Primaria, tras 39 años de ejercicio continuado como médico en la localidad de Fuentealbilla. La Medicina de Familia y el trato cercano con el paciente que ésta representa, que en el caso de un pueblo todavía es mayor, ha sido y es su gran pasión y vocación. Por eso, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España le acaba de conceder el Premio a la Trayectoria Profesional en el ámbito de la Atención Primaria. Aunque se podría haber jubilado ya puesto que tiene 66 años, asegura que su intención, si su estado de salud como hasta ahora se lo permite, es no colgar el fonendo hasta los 70 años. Nació en Santa Cruz de Tenerife, pero por el trabajo de su padre, desde muy pequeño se vino a vivir a Albacete, por lo que se siente manchego por los cuatro costados. Curiosidades de su vida, ahora una de sus hijas, de profesión enfermera y con la especialidad de matrona, trabaja en el Hospital de la Candelaria, y allí han nacido sus dos nietas.

Este médico de pueblo  que estudió en los Salesianos y después hizo Medicina en Murcia ha compaginado la labor asistencial de su consulta de Medicina General con la docencia y la investigación. Ésta última faceta, como miembro en los últimos 30 años del Grupo de investigación cardiovascular GEVA, le ha permitido publicar más de 150 artículos, y compaginar esta tarea con la de profesor de universidad, en la UCAM, en Murcia.  

¿Orgulloso de recibir el Premio a la Trayectoria Profesional en el ámbito de la Atención Primaria del Consejo General de Colegios de Médicos a sus 66 años y tras más de tres décadas de ejercicio profesional continuado?

Siempre es agradable que te reconozcan la labor de muchos años, y para mí representa un estímulo para la gente joven, la que viene por detrás, para que piensen y sean conscientes de que se pueden hacer muchas cosas y que el esfuerzo y la constancia al final tienen su  premio, su reconocimiento.

¿Toda su trayectoria profesional ha estado vinculada a la medicina rural en Fuentealbilla o ha tenido otros destinos?

Los últimos 39 años he estado en Fuentealbilla, aunque estuve antes cuatro años en Alborea trabajando como médico.  

¿Desde pequeño tuvo siempre clara su vocación de médico o se despertó más tarde?                                                    

Si así es. Siempre he tenido clara la vocación de médico y hice lo que se llamaba entonces Medicina General porque a mí me gustaba el trato cercano con el paciente, ver la evolución de su enfermedad. En el ámbito hospitalario es diferente no se puede hacer el mismo seguimiento. En la Medicina de Primaria es muy bonito porque ves al paciente y lo sigues en el tiempo, a su familia, conoces su entorno, sus problemas.

¿Y cómo recaló en Fuentealbilla?

Yo aprobé la última oposición nacional que hubo de Atención Primaria. Tenía muy buen número y pedí Fuentealbilla, no sé por qué ya que  la gente me decía que con ese número podría haber optado por otro destino, pero como estaba cerca de la capital me decanté por este pueblo. Pero además en Casas Ibáñez y Alcaraz fueron pioneros porque pusimos en marcha el modelo de Atención Primaria, consistente en el trabajo en equipo, en tener una cabecera de un centro de salud, y eso me atraía y por eso decidí quedarme en esa zona de la  provincia. Aquélla era la época de las 24 horas al día, es decir, los médicos rurales de lunes a viernes estábamos las 24 horas del día en nuestro centro de salud, y entre los pueblos de alrededor (Jorquera, Abengibre y Fuentealbilla) nos organizábamos, y cada fin de semana librábamos dos médicos y uno se quedaba de guardia. Al poco tiempo empezó a ponerse en  marcha las zonas básicas de salud y entonces Fuentealbilla pasó a formar parte de la estructura del equipo de Atención Primaria de la zona básica de Casas Ibáñez y hacíamos allí las guardias y así sigue funcionando hoy en día, donde hoy somos 11 médicos.

¿A sus 66 años tiene previsto jubilarse o prorrogará esta decisión hasta los 70?

Tengo 66 años y la verdad es que vivo el día a día. Como mi mujer, que es de Fuentealbilla, es más joven que yo prefiero retrasar la jubilación para cuando ella también pueda disfrutar de este período. Ahora estamos los dos solos en casa. Mis hijas ya viven cada una por su lado. Además yo en el pueblo soy feliz y soy de los que a mi edad sigo yendo contento a trabajar, y eso que hoy la Atención Primaria está fatal.

¿La Atención Primaria ha evolucionado a peor bajo su punto de vista o ha mejorado respecto a la atención que se presta a los pacientes?

Llevamos unos años que hemos ido a peor. La ilusión por trabajar en este primer nivel asistencial se ha perdido entre los nuevos profesionales y entre m muchos de los que ejercen actualmente. Yo tengo compañeros de 45 a 55 años que están ya quemados y lo están pasando muy mal. Yo creo que un cambio cualitativo que influyó en esta situación se produjo  cuando la Atención Primaria dejó de tener Gerencia independiente de la Especializada y pasó a formar parte de la Gerencia de Atención Integrada, algo que bajo mi punto de vista para Primaria fue  un desastre. Tenemos una falta de recursos materiales y humanos tremenda que demuestra que la Atención Primaria está muy abandonada.

¿Ytodavía peor entiendo que está la Primaria en el medio rural?

Sí claro, porque tenemos que estar doblando consultas, en vacaciones no nos ponen sustitutos, un desastre total. Dedicamos todo el tiempo que podemos a tratar a los pacientes, a hacer mucha medicina curativa, pero hacemos poca promoción y de la salud y prevención de la enfermedad, que es una de las labores fundamentales de la Medicina de Familia en este ámbito. Tenemos una sociedad muy medicalizada precisamente por ello, porque sólo nos dedicamos a tratar y dedicamos poco tiempo, porque no lo tenemos, a realizar actividades preventivas con nuestros pacientes.

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