Ontur: La tierra del vino y del aceite

Ana Martínez
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Con una extensa zona agrícola con mucho recurso hídrico, la agricultura de Ontur constituye una buena oportunidad de autoempleo para los jóvenes

Santiago Balsalobre y Juani Guardiola pasean frente a la iglesia parroquial de San José. - Foto: Rubén Serrallé

Ontur huele a riqueza arqueológica, sabe a vino, aceite y queso y respira toros por los cuatro costados. Y no lo esconde. Su plaza principal, dedicada al alcalde Joaquín Ortí Martínez, cuenta con un monumento al toro, a ese animal que protagoniza los encierros del municipio en fiestas patronales y en verano, el mismo que idolatra su Asociación Taurina. La escultura se encuentra en el centro de una plaza que distribuye la Casa Consistorial, la iglesia parroquial, varios establecimientos hosteleros y hasta un mercado de abastos, que alberga un supermercado, carnicería y dispone de espacios libres para pescadería, a cambio de un mínimo canon a pagar al Ayuntamiento.

Ontur es tierra de romanos, como lo demostró la necrópolis de Las Eras, donde se hallaron las piezas que lo hicieron mundialmente famoso: las Muñecas Romanas, cinco juguetes infantiles que fueron elaborados en hueso y ámbar. Las muñecas, que se encuentran en la exposición permanente del área de arqueología del Museo de Albacete, fueron localizadas en 1946, por lo que Ontur celebró ayer mismo, con numerosas actividades, el 75 aniversario del hallazgo. Hoy, esas cinco Muñecas Romanas cuentan con reproducciones en el vestíbulo del Ayuntamiento y en una de las glorietas de acceso a la localidad.

Antes de llegar al centro neurálgico de la población, ya se pueden observar los nuevos murales que decoran algunos muros del casco urbano y que rinden homenaje a las Muñecas Romanas, a las manchegas ontureñas, a la afición a la columbicultura y a la antigua tradición del esparto. Sobre la ya citada plaza principal, punto de encuentro de ontureños y ontureñas, se encuentra el antiguo Ayuntamiento, reconvertido en Centro Joven, ludoteca y oficina de correos. A su vera, una nueva Casa Consistorial aloja los servicios propios competencia de las entidades locales, junto con el Centro de la Mujer, que pertenece a Tobarra, y los servicios sociales que son atendidos dos días a la semana.

Juani Guardiola tiene 35 años y es ontureña de nacimiento. Cumple con el perfil del programa de retorno del talento, aunque en su caso regresar a su pueblo fue decisión personal. Trabajaba en Jumilla como jefa de producción en una fábrica de aceitunas, pero con tres hijos decidió abrir un negocio de golosinas y papelería y consiguió ser punto de venta de lotería. Tras empezar en un quiosco, un pequeño local en plena plaza, en febrero de 2021 se trasladó a un establecimiento más grande que llamó El Principito y que funciona muy bien: «Ahora vivo, al menos puedo estar en mi casa, en mi pueblo y con mis hijos», valora Juani.

Habla de la iglesia parroquial de San José, un templo que terminó de construirse en 1973 sobre la iglesia primitiva de Ontur, que se derribó tres años antes por su estado de ruina. Tal y como escriben Francisco Díaz Alcaraz y Joaquín Escudero Díaz en el libro Ontur: su historia y evolución sociopolítica, educativa, cultural y religiosa, que documenta y describe la historia del municipio desde sus primeros pobladores hasta el siglo XXI, el templo es de estilo moderno y cuenta en su interior con un gran recinto con tres bancadas, una frente al sagrario y otras dos en los laterales del altar mayor.

Junto a su fachada, sobre la placa que homenaje a Felipe Molina Rodríguez Vinagre, que da nombre a esa plaza, se encuentra un reloj de sol donde antiguamente quedaban los ontureños.

Además, Ontur cuenta con la ermita de San José, inaugurada en abril de 1990 y considerada un museo, dado que en su interior se encuentra el segundo retablo de la iglesia primitiva ontureña, las valiosas imágenes de Clemente Cantos y diversos objetos antiguos e imágenes, tronos y adornos para las procesiones.

Santiago Balsalobre tiene 40 años y es agricultor. Desde su punto de vista, la joya de Ontur son sus productos agroalimentarios, especialmente el vino, el aceite, la almendra y los quesos, estos últimos elaborados artesanalmente por la empresa La Casica de Villegas, que está adquiriendo mucha importancia en la exportación de sus productos. Por tradición familiar y por herencia, Santiago siempre se ha dedicado al campo e incluso ha llegado a montar su propia almazara Olivares del Altiplano, empresa que convive en el pueblo con la cooperativa de vino y aceite Ontalba. 

 

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