Filarmonía sinfónica

Antonio Soria
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Ambos términos, complementarios en lo musical, se fundieron con el tiempo

New York Philharmonic Orchestra.

Ciento doce años se cumplen hoy del estreno, en manos del propio compositor, de una de las obras más impresionantes del repertorio musical de todos los tiempos, líder en su género, como también lo es su autor, profundo conocedor del piano. El 28 de noviembre de 1909 (también domingo, como hoy), tuvo lugar el estreno del Concierto para piano y orquesta n.º 3 en re menor, opus 30, de Sergei Rachmaninov, a cargo de   la New York Symphony Society, bajo la batuta del director Walter Damrosch, hijo del fundador de la orquesta, natural de Wroc?aw (Breslavia), con el propio compositor como solista.

Cuando en un futuro no demasiado lejano podamos programar viajes en el tiempo (y el espacio), es un destino que recomiendo. Una excursión de unas horas ... ¿se imaginan?... al Nueva York de principios del siglo pasado para escuchar y vivir el estreno del tercero de Rachmaninov. Pedazo de acontecimiento que forma parte, con mayúsculas, de la historia de la música.

De filo- y armonía, el término filarmonía viene definido por la RAE como "pasión por la música", mientras que sinfonía, del latín symphon?a, y este del griego ???????? symph?nía (propiamente 'sonido acorde'), cuenta con cinco acepciones, a saber: 1) "conjunto de voces, de instrumentos, o de ambas cosas, que suenan [hacen sonar, supongo que querrá decir] acordes a la vez [redundante, pues un acorde implica simultaneidad]; 2) composición instrumental para orquesta; pieza de música instrumental, que precede, por lo común, a las óperas y otras obras teatrales; 4) armonía de los colores; 5) zanfoña. Sin entrar en el análisis de las acepciones que ofrece la RAE del término sinfonía, que daría para un buen artículo, parece claro distinguir entre sinfonía y filarmonía, en el ámbito de la música, como estructura formal (1) y amor por ella (2). Amor y forma, e infraestructura, son necesarios para su cultivo. Algo que se dio en muy buena medida en la ciudad de Nueva York, donde persiste la New York Philharmonic Orchestra (NYPO). En el momento del estreno del tercero de Rachmaninov la NYPO contaba como director con Gustav Mahler, que sucedía en 1909 a Vasili Safónov al frente de la orquesta. Si bien con el tiempo se ha fundido el sentido de lo sinfónico y lo filarmónico, lo primero hace referencia a un género basado comúnmente en la forma sonata a interpretar por un conjunto instrumental amplio, lo segundo se refiere a la sociedad que ampara y promueva la actividad musical. Aunque hubo varios intentos, que permanecieron poco en el tiempo, la primera sociedad filarmónica que se fundó en Nueva York, y que permanece hasta hoy, fue creada por Ureli Corelli Hill en 1842 como la Philharmonic Symphony Society de Nueva York, celebrando su primer concierto el 7 de diciembre de aquel año, con la Sinfonía n° 5 en do menor, op 67, de Beethoven. Cuando en 1878 Leopold Damrosch funda la New York Symphony Society, se convierte en serio rival, pues contó con el apoyo de Andrew Carnegie, quien construyó el Carnegie Hall (abierto en 1891) expresamente para la orquesta. Al fallecer su fundador en 1885, le sucede su hijo Walter Damrosch, que mantuvo la trayectoria de la orquesta hasta su reorganización en 1903, siendo renombrada como «Orquesta Sinfónica de Nueva York», primera orquesta estadounidense en ir de gira por Europa, en 1920, y ocho años más tarde se fusionó con la «New York Philarmonic Society» para formar la Sociedad Filarmónica-Sinfónica de Nueva York, más tarde la Filarmónica de Nueva York. 

Lo que empezó siendo una feroz competencia terminó en una fusión que ya permanece casi un siglo, hasta hoy.

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