Jesús Vico, más de medio siglo entre grandes numismáticos

Emilio Martínez
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La empresa del paisano, también anticuario, está situada entre las cinco mejores del sector en Europa

Jesús Vico, en su despacho madrileño. - Foto: Carlos Paverito

Grande entre los grandes en lo suyo. Posiblemente también primus inter pares con su prestigiosa firma situada no sólo entre las mejores de la numismática, sin olvidar tampoco su gran labor con las  antigüedades, sino igualmente entre las más veteranas de las existentes en Madrid. Amén de las que han logrado una mayor proyección internacional con clientes en todo el mundo, que incluyen instituciones, museos, universidades y particulares, desde jeques árabes hasta taxistas de Madrid, y también algunos en Albacete. Pongamos que se habla/escribe de Jesús Vico Monteoliva, cuya empresa alcanzó en este 2021 sus «primeros 50 años de funcionamiento», como expresa el paisano, para añadir que «la verdad es que es una satisfacción haber llegado a este aniversario, aunque eso quiere decir que ya voy teniendo muchos años», y cuyas múltiples actividades tienen otra importante cita el próximo lunes 14 de diciembre con una nueva subasta que sumar a las 159 que ya lleva desde la primera en febrero de 1976.

Precisamente otra subasta, en este caso muy especial, sirvió para conmemorar estas sus primeras cinco décadas de existencia, aunque no con toda la grandeza que pretendía Jesús por aquello de la pandemia, que obligó a restringir el aforo, y en vez de hacerla en el amplio salón de la sede de la firma, en la céntrica madrileña calle Jorge Juan del barrio de Salamanca, se trasladó al salón principal del Hotel Wellington. «No obstante fue un éxito de público», como certifica a La Tribuna: «Con monedas importantes, entre las que destacaban un real de doña Beatriz de Portugal, que alcanzó 85.500 euros, y una colección de ducatones y patagones de doble peso del Imperio español en Europa».

Ya instalada en la élite de su especialidad, cual acontece con otra de sus actividades en la que su firma es puntera como la de anticuario –que ocupan muchos metros de sus instalaciones que son un auténtico museo-, a Jesús casi le parece mentira haber alcanzado el nivel del que disfruta. «Es evidente que ni por lo más remoto podía pensarlo cuando comencé a coleccionar en Albacete cuando tenía nueve años con pocos recursos económicos, como es lógico, y sin ningún establecimiento en la ciudad donde poder adquirir alguna pieza». Lo que muy mínimamente compensaba en algún viaje familiar a Madrid, aprovechando para ir al Rastro a comprar algo.

Tras estos primeros pasos más o menos vocacionales que con el tiempo serían profesionales, y después de estudiar hasta el entonces llamado curso preuniversitario en Escolapios, Santiago Apóstol y el Instituto masculino, Jesús vino a Madrid con 17 años a estudiar ICADE, que abandonó en el primer curso, y luego Derecho y Ciencias Políticas, de las que superó algunos cursos, pero no finalizó ninguna. «Sí, así fue, aunque mi abandono de la Universidad fue un enorme disgusto de mi familia. Pero ya con 19 años había comenzado a compaginar los estudios con el comercio de monedas».

No es menester destacar que bien pronto se volcó, dentro de sus en principio modestas actividades, con la numismática, y lo hizo con un pequeño puesto en el sancta sanctorum del coleccionismo y el negocio, la Plaza Mayor de Madrid. Cual insiste, a pesar de su optimismo y su esfuerzo nada hacía pensar entonces que desde esos inicios se llegara con el tiempo a su actual sede  en un local de 500 metros cuadrados en tres plantas, con nueve personas trabajando, entre ellos, una doctora en historia y tres licenciados. Y aunque el paisano sólo presume de albacetense, no oculta su más que lógica satisfacción porque la siembra de hace media centuria le permite decir: «En este momento, estamos entre las cinco empresas del sector más importantes de Europa».

 

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