Enrique Belda

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Enrique Belda


¿Bilingüismo en la enseñanza?

23/11/2021

Ya saben que en esta colaboración huimos por sistema del sí o el no, que siempre suele ser falso y tanto daño hace. Ya hemos comentado cómo es mentira, una más, el debate entre educación especial y educación integrada, pues solo hay un camino: el de la educación inclusiva. El debate sobre el bilingüismo en la enseñanza pública es otro foco de medias verdades y confusión de las familias. No podemos tergiversar el problema de la implantación generalizada del uso del inglés desde primaria, al mismo nivel del español, como lengua vehicular para transmitir conocimientos, con la necesidad de potenciar lo más posible el uso de una segunda lengua más allá de su reducción a la tradicional asignatura específica. La implantación de un bilingüismo perfecto y modélico en la enseñanza pública no solo requiere un perfecto dominio desde los docentes, tanto del contenido de sus asignaturas como del inglés, sino que demanda, además, un grado de conocimiento consistente de los niños y niñas que lo reciben (que no nos engañemos, en ocasiones ni dominan su propia lengua materna y ello dificulta la recepción de las clases). Pero esta imposibilidad de igualar nuestros colegios públicos con aquellos privados que reciben hijos de familias bilingües sin despeinarse no puede ser aprovechada por los poderes públicos, como por ejemplo ocurre en mi tierra, para desincentivar a las familias en la necesidad irrenunciable de ir aprendiendo materias en una segunda o tercera lengua. Es fundamental por ello que programas de inmersión lingüística efectiva se sigan manteniendo al menos en algunas materias troncales, para concordar la realidad de la enseñanza de aquí, con lo que van a necesitar los pequeños al salir 'del pueblo', en muy pocos años. Los datos de los colegios públicos que durante el último decenio han fomentado planes de impulso lingüístico especializado, potenciando lo mejor de la idea del bilingüismo pero sin caer en la utópica idea de la igualdad absoluta a medio plazo del inglés y el español, han logrado que en la adolescencia, los niños beneficiados tengan un nivel que les prepara a estudiar y trabajar en todas las materias con una capacidad comprensiva de lenguas extranjeras muy por encima de la media conocida en España. Ojalá que los responsables de educación no aprovechen la desinformación sobre el bilingüismo de muchos padres, para dinamitar el buen camino que los programas de adaptación e impulso de segundas lenguas han logrado. Aunque sea en una asignatura, ha de acostumbrarse a los niños a trabajar en inglés. ¿O es que acaso no lo hacen ya en casa de manera natural en buena parte de sus juegos y programas favoritos? ¿Y los profesores que llevan varios cursos adecuando sus programas a este esfuerzo? ¿Qué les decimos sobre esta desidia pública?