La crisis del cereal, más logística que de producción

E.F
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Las dificultades de las que advirtió la Sectorial de Asaja en su reunión en Albacete tienen su raíz en los desequilibrios regionales, las tensiones de mercado en el Mar Negro y el fuerte aumento de los fletes marítimos

Carga de cereal en un camión. - Foto: J.J.M.

El mercado del cereal atraviesa serias dificultades, señaló esta semana la Sectorial del Cereal de Asaja en Castilla-La Mancha al término de su última reunión celebrada en Albacete. La cuestión es la naturaleza de estas dificultades, pues tienen más que ver con la logística que con la producción.

Si nos atenemos a las cifras globales de producción del informe del Consejo Internacional de Cereales (CIC) de este mismo mes no parece que estemos ante la madre de todas las crisis, pues su previsión de producción mundial de trigo para la campaña de 2021-2022 es de 2.290 millones de toneladas.

Esta cifra es sólo un millón de toneladas menos que la demanda mundial de trigo, que asciende a 2.291 millones de toneladas. La diferencia es, en teoría, bastante asumible para el mercado global, máxime si se tiene en cuenta que el nivel de existencias subió un poco respecto al informe anterior hasta situarse en los 600 millones.

Así que ¿dónde está el problema?. La respuesta está en otro informe reciente, el de Mercados Internacionales y Comercio del Cereal  publicado por el Servicio Agrícola Exterior del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (FAS-USDA) que apunta a un problema más bien geográfico.

«A consecuencia de las menores cosechas en varios exportadores clave», señala el informe, «los importadores dependen cada vez más de Australia para cubrir sus necesidades» ya que el sector del cereal del país-continente se acaba de recuperar de forma espectacular de una sequía de varios años.

El problema es que Australia, como exportador, está muy centrada en los mercados asiáticos como China, Vietnam e Indonesia, por lo que el fuerte aumento de sus exportaciones (12%) tendrá mucho efecto en Asia, pero no demasiado en los mercados de esta parte del mundo.

A esta cuestión hay que añadir dos asuntos más: la fuerte presión sobre los grandes productores y exportadores de los puertos del Mar Negro por parte de dos países: Irán y Turquía.

En el país persa, la cosecha de trigo se ha quedado muy corta, de forma que las autoridades de la República Islámica han autorizado la importación de 4,5 millones de toneladas desde Rusia los que supone «el mayor volumen de importación del país» de este cereal en siete años.

En cuanto a Turquía, las autoridades del país empezaron a  comprar cebada de forma «agresiva» después de que «las» sequías causaran una reducción significativa de los rendimientos en el centro y el sudeste de Anatolia. 

Para hacerse una idea de la situación, basta una pequeña comparación: en mayo-junio de 2020,  Turquía importó 500.000 toneladas de cebada. Un año más tarde, en mayo-junio de 2021, importó más de dos millones y medio.

Hay otros factores que 'ayudan' a tensar más esta situación, como el constante aumento de los precios del flete marítimo, sin freno desde el inicio de la pandemia.

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