Con un cuarto de plaza se lidió en la plaza de Tomelloso una novillada de Sonia González, de buenas hechuras y variado juego. El festejo fue amenizado por un cuadro flamenco que dio un toque original a la novillada. Sergio Felipe recibió el trofeo a la mejor faena por parte de la Peña Taurina de Tomelloso.
Abrió plaza Sergio Felipe con un novillo que abría la cara, con cuajo, al que recibió con lances templados, aunque su embestida no tenía regularidad. Lo cogió bien Cristian Romero en el caballo, lidiándolo suave y preciso Juan Carlos Ruiz. El novillo llegó reservón y probón a la muleta, pero Sergio lo cuajó a base de mando y firmeza, tragando mucho y templando muy largo la embestida. Una faena de mucha molla, que remató con pinchazo y estocada, cortando una oreja.
Gran dimensión la que ofreció Sergio Felipe en el cuarto de la tarde, un novillo que salió muy suelto, al que costó pararlo, muy bien lidiado por Oscar Castellanos y al que midió en el caballo Richar Romero. Tuvo prontitud en la primera parte de la faena, aunque fue acortando el viaje, y por el pitón derecho lo cuajó a la perfección, en una faena muy templada, mandona, con mucha firmeza y verdad. Dio el pecho, le aguantó parones y lo llevó muy toreado hasta muy atrás. Se adornó con bernardinas ajustadísimas y tras estocada y descabello, le llevaron a las manos las dos orejas del novillo.
El segundo de la tarde, que correspondió a José Rojo, desarrolló nobleza, aunque quedó algo paradito al llegar a la muleta. Faena muy aseada, templada y siempre media altura para no obligarle mucho. Se atascó con la espada, necesitando de dos pinchazos, casi entera y descabello, cortando una oreja.
El quinto fue un novillo al que le costaba embestir. Peleó bravo en el caballo, pero ante la franela de Rojo, se pensaba mucho la arrancada, muy agarrado al piso. Mucha voluntad y metido con el animal, la faena tuvo el mérito de la insistencia y cercanía. Recogió una ovación tras petición.
Víctor Hernández sustituía al anunciado Daniel de la Fuente que estaba lesionado, correspondiéndole un novillo con genio, con el que le costó mucho acoplarse en una faena de intermitencias. Hubo algún pasaje de mérito, pero sin conjunción. Pinchazo y casi entera, para recoger una ovación.
Con el que cerró plaza, puso voluntad y buen toreo de capote, pero el novillo se fue complicando y orientando, en un trasteo desigual. Lo mato de una estocada casi entera y se le concedió una generosa oreja.