La política tiene cosas y situaciones cuanto menos curiosas pero abundantes que no dejan de sorprender a la base de ciudadanos que intentan comprenderlas y no siempre lo logran. Y aquí y ahora estamos ante una de ellas cuando aparece el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, elogiando a Feijóo, quien no ha dudado en agradecerle de inmediato el elogio; mientras el presidente regional del PP, Paco Núñez, arremete una vez más contra el propio Page, que al fin y a la postre es frente a quien se las tendrá que ver en mayo en las próximas elecciones autonómicas. Page enaltece a Feijóo, y a la vez se desmarca de las palabras de Pedro Sánchez sobre el líder del PP, Núñez revisa el asunto para enfocar sus cañonazos hacia Page, que es lo que le interesa, y Feijóo, como buen gallego, se queda en medio de la escalera para que nadie sepa si sube o si baja.
Castilla-La Mancha es una región conservadora, una región en la que el PP puede ganar a poco que le soplen vientos favorables, eso lo sabe muy bien García Page desde sus tiempos de aprendiz político de la mano de Bono. Y el juego dialéctico ocupa ya una intencionada actividad para mediar en esas corrientes de viento que pueden influenciar en las ya cada vez más próximas contiendas electorales. Por eso Feijóo ha agradecido públicamente el desmarque del presidente castellanomanchego en pleno clima extraño en el ya de por sí singular panorama político con la vista puesta en las elecciones municipales y regionales de la próxima primavera seguidas, poco después, de unas calientes Elecciones Generales en fecha todavía por determinar, pero que no se demorarán en esta legislatura ya en su recta final.