Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


El himno

17/09/2022

Hablé muy poco con mi padre de literatura -y menos aún de la creación-. En el fondo era una cuestión de pudor. Unos años antes de morir mi padre se acercaba al inicio de la cabalgata o al ferial y escuchaba a miles de personas cantar el himno a la Virgen de Los Llanos. Yo no me atreví a preguntarle qué habría de sentir año tras año. Iba con mi madre y se retiraba a un segundo plano -mi madre, en ocasiones, le recordaba a alguno de los presentes, con gran suavidad, que el himno «lo escribió mi marido»-. Debía ser muy emocionante recordar cómo habría contado los versos, el secreto anhelo de ganar el concurso, la primera vez que el maestro Asins Arbó le puso música a su letra y todo aquello que jamás le pregunté de modo directo -era el pudor y el respeto-. Pero que no preguntase (hoy se pregunta por todo y a todos) no significaba que, de modo indirecto, pudiere saber algo más. El himno lo escribió mi padre con 25 años. Un tiempo antes de su muerte hablamos mi padre y yo de cosas muy nuestras. «No te pondrán una calle - le dije- y quizá te quitarán la placa de la Puerta de Hierros; el himno de la Virgen de Los Llanos es la mejor calle; debe uno sentirse en exceso honrado al escucharlo cuando el pueblo lo canta». Pero mi padre no me dijo nada -remanecía de nuevo el pudor, el hermetismo amable (pero hermetismo al punto) -y atesoraba para sí la arcilla y el cómo torneó aquellos versos, ese tiempo que es de uno y de nadie más, el instante en que lo escrito conmueve y uno ya lo sabe por siempre, por cuanto ha creado, otra cosa será el futuro, si el verso aguanta y es bien recibido-. Pero ya digo, si de literatura hablamos poco (hablar de libros es otra cosa) del traumatismo creativo no lo hicimos nunca -es algo tan personalísimo que a nadie importa; de ahí el pudor y la reserva-. Cuando murió mi padre yo acompañaba a su viuda a la misa de la Patrona -y mi madre, con buen tono, recordaba a su vecina de banco que el autor del himno era mi padre; y lo hacía de un modo suave, queriéndolo hacer presente-. Ahora ya voy solo. Y cuando el himno se canta, algo muy hondo se remueve -y apelo al pudor para que se note poco-.