El Albacete Balompié lleva una temporada para enmarcar. Un recién ascendido, con entrenador nuevo y muchos cambios en la plantilla, supo entrar con buen pie en su retorno a la Liga SmartBank ofreciendo un juego vistoso, alegre, vertical y ofensivo, un fútbol que «emociona» y así lo ha entendido la grada, lo que se nota en la afluencia del público al campo a pesar de los horarios.

Pero la buena situación en la tabla del equipo se está basando más en los excelentes números que se logran como visitante, ya en el Carlos Belmonte está costando sacar los partidos. Cinco goles marcados en siete encuentros puede ser la clave para no haber obtenido mejores resultados. La única derrota, frente a la Ponferradina, es el ejemplo claro pues se tuvieron ocasiones para golear a un rival que apenas pudo cruzar el medio campo durante todo el partido, pero que en un zarpazo al final se llevó tres puntos a todas luces merecidos para el Albacete.

Pero como el fútbol no entiende de merecimientos, el equipo de Rubén Albés está dejando escapar puntos importantes en un Belmonte que se quiere hacer un fortín pero que no se consigue. El pasado domingo frente al Villarreal B volvió a producirse una situación similar. El filial amarillo tuvo sus opciones, sobre todo durante unos minutos de la segunda parte donde Bernabé Barragán tuvo que trabajar de lo lindo para evitar el gol visitante. Pero el Alba fue el que dominó más tiempo y tuvo las mejores ocasiones, como el remate al palo de Sergi Maestre, el rechace en la misma jugada de Maikel Mesa o una ocasión clarísima de Fran Álvarez ya en la recta final del encuentro en la que solo tenía que empujar el balón a la red pero envió su remate a la grada.

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