La recta final de las ligas profesionales españolas se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para las plantillas de los equipos participantes, no solamente por la compresión del calendario, sino también por las condiciones en las que se disputan los diferentes encuentros. Ni  la clasificación ni las habituales polémicas arbitrales pueden desviar la atención de la precariedad con la que se intenta completar la competición. Un botón de muestra se evidenció el pasado jueves en el Carlos Belmonte, donde el Albacete y el Alcorcón midieron sus fuerzas con 33 grados de temperatura en un ambiente sofocante, especialmente para los visitantes, que dispusieron de dos días menos de descanso (en la segunda mitad fueron curiosamente a menos) sin cumplimentar siquiera las 72 horas que la tímida AFE solicitó en su día para disputar los encuentros con un mínimo de garantías físicas y sanitarias. La factura que pagaron los jugadores en el citado partido volverá a repetirse este próximo fin de semana, aunque en este caso a la inversa. El conjunto de Lucas Alcaraz visitará La Rosaleda (19.30 horas) sin gozar del descanso preceptivo, lo mismo que el cuadro local, que también jugó su partido en jueves (0-0 en Vallecas). (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)