Vaya por delante. Creo que Emiliano García-Page ha sido sincero en esta ocasión. Ha dicho lo que piensa y, aún más, lo que siente, pues era palpable en sus palabras una evidente explosión emocional. Más allá del cálculo, ello lo diferenciaba de otros momentos y otras declaraciones más solapadas y medidas, ha expresado un sentimiento y exhibido una cierta angustia. Lo dicho es, además, coherente con lo que siempre ha supuesto que era donde estaba su partido y estaba él. Y más allá de cualquier cosa entiendo que es de agradecer.
Como «militante y español», decía. Y ahí entre ambas palabras está la doble herida y la contradicción. Hoy ser militante del PSOE y seguir la ruta por la que ya, llevado del ramal por Sánchez, va desbocado todo el partido resulta cada vez más incompatible con lo de español, si como tal se entiende el serlo constitucionalmente, en igualdad y con soberanía de pueblo en todo el conjunto de la Nación.
 Pero el lamento, en esencia era eso, es, antes que nada, melancolía y dolida frustración después. Pues en eso es en lo que se puede quedar. Y Page lo sabe. Porque ¿puede ir más allá? Sí. Pero no solo el coste sería enorme y hasta, quizás, suicida, sino que las posibilidades no son en absoluto halagüeñas, sino más bien contrarias si lleva el pulso a los hechos. Y ahí está su debilidad y la de su declaración. Que se queda en palabras.
 Para decirlo con claridad, si Emiliano, que no solo es presidente de la Comunidad sino secretario general del PSOE castellano-manchego, plantea a su Ejecutiva y a los diputados socialistas de Castilla-La Mancha que actúen y voten en línea con lo que ha expuesto sabe muy bien que estos, no sé si alguno le secundaría, se iba a encontrar con que no. Con una rebelión, vamos.
  Y con algo más también. No se le escapa tampoco que hay quienes llevan tiempo en la operación de su sustitución. El sanchismo tiene en la región potentísimas voces y referentes. Que tienen nombre de mujer. La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, que ha exhibido desde el primer día su apoyo al ahora presidente y cuando incluso se le dio por defenestrado al igual que hizo la ahora presidenta del Consejo de Estado, la alcarreña, Magdalena Valerio. Y, como punta de lanza, la ministra portavoz y diariamente encargada de hacer que nos traguemos ruedas graníticas y molineras diciéndonos que son de mazapán, la ministro portavoz del Gobierno y ex alcaldesa de Puertollano, Isabel Rodríguez. Si Emiliano sigue al frente, vamos a decirlo también con claridad es porque, por ese lado y en La Moncloa son conscientes de que es el único que hoy puede mantener el poder en la Región.
 Ese es el doble juego. Por un lado y por el otro. Un juego de poder. Emiliano más lejos no va a ir y sus contrarios por el momento, tampoco. Pero ambos ya tienen la daga preparada, y de buen acero toledano, claro está. Si Page pierde la Presidencia, y solo le vale la absoluta, estará finiquitado y el mismo se irá. Pero si la mantiene y es luego Sánchez el que se pega la costalada en las Generales, es cuando Emiliano presentará sus credenciales para optar a algo más que al Palacio de Fuensalida. Aquello que Bono perdió cuando creía que lo tenía ganado y por lo que llegó ZP, el origen de todo lo que ahora está viniendo a suceder. Porque él es ante todo y sobre todo el origen y principio de que, al PSOE, y dicho por quién lo dijo de España, Alfonso Guerra, «no le conoce ni la madre que lo parió».