Su madre es de Letur y su padre de Balazote, pero ella nació y vivió en Albacete capital hasta que se trasladó a Madrid para convertirse en una de las mejores embajadoras de la tierra albacetense  y a nivel mundial. De joven y con la guitarra a la espalda, se paseó por los bares de la Zona para interpretar versiones de los cantantes y grupos musicales más conocidos de los 90 y principios de los 2000. Como cualquier albacetense de pura cepa, siempre ha esperado con ganas la llegada de la Feria de su ciudad natal. Con 36 años, su cuarto disco de estudio paseando por el mundo y una brillante carrera musical nacional e internacional, Rozalén, o como en Albacete se la conoce, María de los Ángeles Rozalén, por part4e de padre, Ortuño, por parte de madre, ha sido elegida pregonera de la Feria del reencuentro, una edición muy especial tras los dos años de suspensión motivada por la pandemia.

¿Cómo está?                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    Estoy bien, con todas las emociones juntas. Con una gran presión, viviendo las cosas que me pasan con mucha intensidad. Sé que tengo que escribir algo muy emocionante, pero en estos momentos estoy bien, fuerte y sonriente.

Teniendo en cuenta su trayectoria, su carrera musical, quién es Rozalén para los albacetenses, las veces que le llaman los periodistas para hacerle entrevistas… ¿Cómo se recibe una llamada en la que le proponen a una ser la pregonera de la Feria de Albacete ni más ni menos?

Hace muchos meses ya me tantearon, me preguntaron que si me proponían ser pregonera, qué me parecería, qué diría... Ahí ya me moría de la ilusión. Mi padre aún vivía y le dio muchísima alegría. La propuesta llegó a la oficina de RLM, en forma de carta oficial del Ayuntamiento de Albacete y, claro, confirmé enseguida, no sin antes pensar ¡¡ay, Dios mío, y ahora qué hago!! Mi padre ya lo sabía porque hablaba mucho con la gente. La propuesta viene de lejos, pero como estos dos años no ha habido Feria, pues entiendo que esta ha sido la ocasión.

Una vez confirmado, ¿qué es lo primero que le pasó por la cabeza?

En la primera persona en la que pensé fue en mi padre, eso lo primerísimo; y lo segundo que me vino a la cabeza fue: ¿cómo supero yo a Joaquín Reyes? Lo juro. Es verdad que me he visto mucho ese pregón y enseguida me puse a pensar qué puedo hacer para estar a la altura de esta Feria, porque es la Feria que más desea la gente, hay un componente emocional muy bestia porque han pasado muchas cosas y hemos vivido dos años muy duros. Al principio sentí mucha presión, pero enseguida me puse a reflexionar por dónde tengo que tirar y, evidentemente, tendré que hacerlo por mi fuerte.

Joaquín Reyes se vistió de manchego. ¿Se pondrá los moños y el refajo? ¿Tiene algún boceto ya?

El fuerte de Joaquín Reyes es el humor, y por ahí tiró. Mi fuerte es la música y ojalá pueda intentar hacer algo muy especial para ese día. De momento lo tengo todo en mi cabeza y lo tengo que ir asentando poco a poco, pero aún no he empezado a desgranar nada. Sigo dándole vueltas todas las noches, tengo ideas, pero está claro que lo tiraré por mi fuerte.

¿Qué recuerdos permanecen en su memoria de la Feria de su infancia? 

Demasiadas cosas. Cuando era niña lo más importante eran las atracciones y me pegaba una hinchá que pa'qué, en el Saltamontes, en los Caballitos, el Dragón me gustaba un montón, la Cazuela Loca, la Noria… Luego las típicas cosicas que te ferian de niña, un algodón dulce, una mazorca de maíz, los paseos con mi madre para ver la Feria de Artesanía y los juguetes en los redondeles… Enseguida me puse a tocar con la rondalla en los expositores de Caja Castilla-La Mancha, de la Diputación, en la misa manchega del día 8 de septiembre con la rondalla del barrio de Fátima…

Si tuviera que elegir un momento de la Feria entre el 7 y el 17 de septiembre, ese instante que no se perdería por nada del mundo si su agenda lo permitiese, ¿cuál sería?

Ahora dependo del trabajo, pero lo que más me gusta es vestirme en la Cabalgata de apertura, es de las cosas que más disfruté.

¿Y tradiciones típicas albacetenses cien por cien?

En un principio, las berenjenas de Almagro era un producto que no me llamaba la atención, pero conforme me voy haciendo mayor me gustan más. Le encantaban a mi padre y es algo que hay que probar cada año. También el barquillo con el vino dulce, el Miguelito siempre y yo también soy de las del bocadillo hipercalórico de chorizo, morcilla y esas combinaciones, también me lo zampo.

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