"De los momentos difíciles también se puede extraer fuerza"

María Albilla (SPC)
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Tras una década de éxito literario imparable, llueve de nuevo en el 'universo Redondo'. La autora que firmó la exitosa 'Trilogía del Baztán' vuelve a mirar a los ojos a sus lectores y a indagar en la exploración del tormento

"De los momentos difíciles también se puede extraer fuerza" - Foto: Carlos Ruiz B.k.

Un criminal real perseguido por un policía que nace de la ficción en el pasado de una ciudad que poco tiene que ver con la que es hoy. Así triangula Dolores Redondo en su última novela, Esperando al diluvio (Destino), al asesino en serie John Biblia, a un metafórico agente escocés que responde al nombre de Noah Scott Sherrington y el Bilbao gris, borroka, lluvioso e industrial de la década de los 80. 

La pista de John Biblia, un asesino que existió -y puede que esté vivo- , se pierde después de matar a tres mujeres en Glasgow. La Policía barajó que pudiera haber huido del país... y ahí empieza la ficción.

¿Por qué pensó en Bilbao como destino?

Tenía muchas ganas de ambientar una novela en Bilbao y hay muchas cuestiones que cuadran a la perfección. Bilbao y Glasgow se parecían muchísimo en 1983. Habían tenido una potentísima industria, aunque la escocesa era mucho más decadente, había drogas en las calles, mucha violencia... pero el río Clyde podría haber sido perfectamente el Nervión. Además, ambas están unidas por mar y tanto a Biblia como a Noah Scott Sherrington los traigo en una naviera de las que trasladaban acero y whisky. Hay un canal marítimo interesante, así que habría sido relativamente fácil que el asesino tomara esa vía con una documentación falsa que hubiera sido también relativamente fácil conseguir.

El nombre de John Biblia quizá no diga mucho de primeras, pero es toda una leyenda en Escocia.

Allí hay muchísimas novelas, ensayos, documentales, etc. que indagan en este personaje. El último se ha estrenado este mismo año en la BBC. 

La operación para darle caza fue la más grande que ha montado la Policía escocesa, pero el caso sigue abierto. Es más, a día de hoy podría seguir estando vivo porque los testigos le calcularon veintipocos años cuando mató a sus víctimas. 

Creo profundamente en que ser frágil no es ser débil "

¿Se imagina que finalmente aparece en Bilbao?

Espero que cerca de mí no, por favor. 

Biblia llama la atención, claro, pero el verdadero protagonista es el agente Noah Scott Sherrington, que llega a Bilbao tras el asesino en serie siguiendo una corazonada...

Noah es un personaje que he creado con muchísimo cariño para contar esta historia. Noah es un hombre muy especial en el que todo son metáforas. Se llama como el Noé bíblico y, además, está esperando su propio diluvio, su propio fin del mundo, porque cuando está a punto de detener a Biblia descubre que tiene una enfermedad terminal y los días contados. Entonces decide hacer caso a un pálpito y seguir a su objetivo, adonde quiera que haya ido para detenerlo porque, si no, ni su vida ni su muerte van a tener sentido.

¿Usted también se guía por las corazonadas en la vida?

Creo que soy deductiva. Pienso que en ocasiones he llegado a deducciones a los que otros no llegan... Pero también hay otras en las que no me he fiado mucho de mis corazonadas. Ahora he aprendido a hacerlo.

Esta es la primera vez que en sus escenarios sale del ambiente rural, pero se mantienen la bruma y la lluvia... ¡Está claro que ser vasca condiciona los escenarios! 

He pasado de una naturaleza salvaje a otra que lo es más todavía, muy de novela negra. Una ciudad industrial, oscura, mohína, con heroína y toxicómanos y víctimas que están en los bares y discotecas.

Sin duda ser vasca condiciona mis escenarios. Son lugares de los que estoy enamorada y es verdad que no siempre muestro su cara más amable. Me alegra que los lectores sean capaces de ver entre tanta sordidez la belleza que tienen.

Usted estuvo en Bilbao aquel agosto del 83, cuando se inundó la ciudad. ¿Cómo le marcó aquello?

Sí, yo era adolescente y mis padres me habían dejado ir a Galicia con mis tíos. Hice la vuelta sola a cargo de otras personas que conocía mi familia y ya desde que entramos en la provincia de Burgos se veía la destrucción por todas partes. Recuerdo las copas de los árboles llenos de cosas que había arrastrado la corriente. Estuvimos horas parados y recuerdo que los operarios nos contaban que había habido muchos muertos, que la ciudad estaba destruida... Me sentí aterrorizada. Llegué a mi casa (en San Sebastián) pensando que no tendría un tejado para vivir y allí no había caído nada. Las gotas frías son así...

El amor y el miedo son las dos fuerzas más poderosas de este mundo"

¿Sería premonitorio aquello para luego definirse como «una escritora de tormentas»?

Me gusta someter a los personajes a esos momentos de tormento interior que todos están atravesando en su vida. De ese sufrimiento que aparentemente les debilita y les fragiliza sale un crecimiento y grandes cosas que tienen que ver con su evolución personal. Y esa es la lección. Creo profundamente en que ser frágil no es ser débil y que de los momentos en los que parece que estamos perdiendo se puede extraer fuerza. 

¿Por qué cree que a sus lectores les llama tanto esa exploración del tormento que experimentan sus personajes en las novelas?

Lo tengo clarísimo. Cuando publiqué El guardián invisible y se empezó a traducir en otros idiomas me quedé fascinada porque no sabía si se iba a entender en Israel o en Canadá o vete tú a saber. Me di cuenta entonces que al final somos todos más parecidos de lo que creemos y el miedo y el amor son universales. Todos los seres humanos queremos lo mismo y nos movemos por amor. Hay solo cuatro monos que se mueven por odio y que llaman la atención como una cucaracha en un pastel de boda, pero los demás somos el pastel de boda. Es así.

La gente trabaja por amor, lucha por amor, se levanta cada día por amor, va a visitar a sus padres por amor, cuida de sus hijos, busca pareja... la gente ama, ama profundamente, y tiene miedo a las mismas cosas. A que tu padre te olvide, a que tu hijo se muera en la cuna... El amor y el miedo son las dos fuerzas más poderosas de este mundo.

El día que presentó la novela contó que estaba en un momento de aprendizaje. ¿Qué tiene que aprender una escritora cuando le avala una década de éxito?

El éxito no sirve de nada. No hay cima, la escalada es todo el tiempo. Cada novela es una primera vez. Es verdad que hay una red de seguridad que han tejido mis lectores y que estos días estoy sintiendo con la buena acogida del libro, pero hay mucho camino. Y para mantenerse 10 años hay que dar pasos todos los días. Siempre me acuerdo de José Sacristán, que dice que cada vez que sale al escenario le tiemblan las piernas, así que si eso le pasa a él, yo me siento con derecho de sentirme nerviosa cada vez que saco una novela, pero creo que es acertado. Siempre hay que intentar dar lo mejor. Siempre quiero ser una escritora mejor.