«El tándem entre Martínez de la Ossa y Tabera fue fundamental»

Antonio Díaz
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Daniel Sánchez Ortega, escritor, doctor en Geografía e Historia, catedrático numerario de Bachillerato y profesor tutor de Historia Contemporánea, intervino en el ciclo de conferencias de Aluex

Daniel Sánchez Ortega. - Foto: Rubén Serrallé

Daniel Sánchez Ortega, escritor, doctor en Geografía e Historia, académico correspondiente de la Real Academia de Doctores de España, catedrático numerario de Bachillerato y profesor tutor de Historia Contemporánea, intervino en el ciclo de conferencia de Aluex, con Albacete, años 50. El autor comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de esta charla.

Esos años 50, ¿pusieron las bases de la ciudad que conocemos hoy?

Sin duda, hay varias razones. Una es la coyuntura histórica, porque se acaban los años 40  y con ellos la continuación o terminación de la guerra, desde otras perspectivas, represión o depuración y a partir de 1948, pero sobre todo en los 50, hay un cambio. 

¿En qué consiste el cambio?

El cambio es como una lucha interna, porque el Régimen no es tan homogéneo como la gente piensa, había familias. El indiscutible era Francisco Franco, pero la gente que había estado en la guerra, falangistas, requetés, carlistas, católicos, militares, reclaman cómo iba a ser el Régimen y, a partir de los 50 se da esa pugna, en concreto entre la vieja y una nueva falange más social, que busca otras vías de salida, pero que en los años 50, por decirlo simplemente, significa la transición entre esa España de los 40 y la del desarrollo de los 60, a partir del Plan de Estabilización de 1959. Ese es el telón de fondo de lo que hablamos. 

En Albacete, ¿tiene nombres y apellidos?

Sí, tiene dos nombres y apellidos fundamentales, por lo que se refiere a lo civil, Luis Martínez de la Ossa, un alcalde excepcional a mi modo de ver. Ha habido de todo, pero creo que dos excepcionales en nuestra historia reciente, Luis Martínez de la Ossa y Salvador Jiménez.

El avance de la ciudad durante el mandato de Martínez de la Ossa es espectacular, entre 1950 y 1957, luego le sucedió Carlos Belmonte. Martínez de la Ossa es un pragmático, falangista, aunque tuvo una trayectoria rara, fue republicano, pero al terminar la guerra, por conversión sincera o adaptación, se fue a la división Azul y al volver ya desempeñó cargos importantes.  

¿La otra figura fundamental?

El obispo Tabera, Arturo Tabera Araoz, que ha sido excepcional en la iglesia albacetense, era muy inteligente y  culto. Representa lo que entendemos por Nacional Catolicismo. Le encargaron organizar la Diócesis de Albacete y, cuando llega, trae clérigos vascos, navarros, de la Rioja algunos, que le ayudan a montar la Diócesis. 

Lleva una tarea inmensa, desde el punto de vista eclesiástico, también con creación de templos, como El Pilar o Fátima. También su tarea es importante desde el punto de vista social. El tándem entre Martínez de la Ossa y Tabera fue fundamental para Albacete, porque el primero creó barriadas enteras y el otro también hace lo que puede, por el ejemplo, las del Congo, que le llaman, junto al actual Paseo de Circunvalación, pero antes, Tabera había hecho la Tómbola de Caridad, que aún está y aportaba fondos para hacer esas cosas y más.

¿Por ejemplo?

El Colegio Diocesano que es como una especie de apoyo. Por supuesto había otros colegios católicos, pero este tenía una idea distinta, con un carácter más civil, por así decirlo y compensatorio para las carencias que tenía la educación estatal. Pero también creó una institución de educación secundaria paralela, donde yo trabajé. Hablo del edifico de Cáritas que está en la calle Joaquín Quijada. Se impartían enseñanzas medias a trabajadores. Además, de la Casa de Ejercicios, hablamos de Radio Popular, es un hombre que, además, hasta donde sabemos, se llevaba muy bien con Martínez de la Ossa.  

Dan una buena imagen.

Seguro, son ambos la imagen del Nacional Catolicismo, la sintonía entre lo político, con lo religioso, en lo que tenía de vertiente social. 

¿Ambos sentaron las bases del Albacete de hoy?

Sin ninguna duda, los dos sientan las bases del Albacete de hoy, lo tengo muy claro. Martínez de la Ossa tuvo un problema grande en esos tiempos de transición , el inicio de las migraciones. La gente es expulsada del campo y en esos años empieza la España vacía. La gente del campo viene a la ciudad y se plantea el problema de dónde meterlos, hay que hacer viviendas, barrios enteros, además, Albacete tenía un problema de saneamiento de cuidado. Tuvo una idea genial, quería un Albacete con un plano lógico, coherente, porque en una llanura es un disparate un plano en abanico y las vías del tren eran una barrera. Él concibe la idea de trasladar las vías donde están ahora, con lo que se liberaron terrenos para barrios enteros, aunque es verdad que se quedó corto. El Albacete de hoy no se entiende sin la obra de Martínez de la Ossa.