El Albacete Balompié juega el domingo un partido trascendental en sus aspiraciones de ascenso directo a Segunda División o, lo que es lo mismo, para lograr su regreso al llamado fútbol profesional. Los blancos se miden al equipo con el que comparten el coliderato y todo es normal hasta que se conoce el nombre de ese rival, que no es otro que el Andorra de Piqué, por lo que más de un aficionado del Alba puede ser malpensado y recordar la comprobada amistad del también jugador del Barcelona y empresario con el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.
No me gustaría estar en la piel del árbitro del partido, porque, si en condiciones normales son muchas las miradas que se dirigen al 'trencilla' de turno, en esta ocasión se mirarán con lupa sus decisiones y ya lo tiene el colectivo arbitral bastante difícil, sobre todo en estas categorías en las que no existe el VAR, por lo que en una jugada dudosa tendrá que decidir en segundos y, si sus fallos favorecen al Andorra, más de uno dirá que estaba claro, que sabía que iba a beneficiar al equipo del amigo del presidente de la RFEF.
Los famosos audios de conversaciones deportivas y extradeportivas entre un jugador en activo y presidente de un club y el máximo responsable del fútbol español les ponen a los dos a los pies de los caballos. Como se suele decir, sus acuerdos pueden ser legales, pero es evidente que no parecen muy éticos y hay que recordarle al señor Rubiales que por mucho menos fulminó a Lopetegui como seleccionador en la víspera de un Mundial.
Solo deseo que el domingo el árbitro tenga un partido tranquilo y, obviamente, que gane el Albacete.