Editorial

La calle puede dar al Gobierno un invierno bastante caliente

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A pesar de que la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado pueda dar la sensación de que el Gobierno de Pedro Sánchez lo tiene todo controlado, las últimas semanas dejan bastante claro que la situación del país no es nada buena y muchos son lo sectores que empiezan a salir a la  calle para dejar claro su descontento por diferentes motivos.

Esta semana ha sido el sector del metal el que ha protagonizado los incidentes más violentos y sonoros con una huelga como las de hace años. La polémica no ha sido si los trabajadores han quemado contenedores o se han enfrentado a la Policía, sino todo lo contrario, la noticia fue que las fuerzas del orden sacaron una tanqueta a la calle. Hemos vestido de delincuentes a los que nos tienen que defender y eso ha provocado que ellos también se hayan hartado.

A la vez que trabajaban por evitar incidentes más graves en Puerto Real, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado también decidieron salir a las calles para manifestarse en contra de la reforma de la famosa Ley Mordaza. Y no es moco de pavo, porque es la primera vez que todos los sindicatos de las fuerzas de orden público se ponen de acuerdo, Policía Nacional, Guardia Civii y las diferentes policías autonómicas, salieron ayer juntas para manifestarse en Madrid porque se ven degradados de tal forma por el Gobierno que creen que los considera por debajo de los propios delincuentes.

La oposición sabe que es su momento, que después del apoyo recibido por Sánchez de parte de los partidos nacionalistas en independentistas, la única manara de presionar al presidente es la fuerza de la calle, la voz del pueblo es la única que puede hacer que las cosas cambien y por ello no dudan en apoyar estas manifestaciones.

De momento las protestas están haciéndose por sectores, hasta las peluquerías han puesto el grito en el cielo, pero es cuestión de tiempo que los ciudadanos de a pie muestren su hartazgo.

Los precios se han disparado, sobre todo los de la energías como electricidad y gas y eso ya empieza a ahogar a las familias, que son las que deciden cada cuatro años quien va a gobernar. Y ahí, de momento, el Gobierno ha tenido una reacción contundente, y sus socios, tampoco. Los nacionalistas han exigido muchas cosas para apoyar los presupuestos, pero ni PNV, ni Bildu y ERC se han acordado de las familias y no se han dignado  a exigir a Sánchez que de una vez por todas corte la sangría de la factura eléctrica.

Son muchas cosas las que están llenando la mochila de los ciudadanos y al final, cuando le aprietas tanto a la gente, termina saltando y, aunque esta generación se parece poco a la de los años 80, parece que al final Pedro Sánchez y sus socios van tener un invierno bastante caliente.