Con diversas actividades concluyeron ayer las Jornadas Europeas de Arqueología, entre las que destacó la visita guiada a los Abrigos menores y a la villa romana de Zama, realizada en horario de mañana y con la asistencia de unas 40 personas, el máximo permitido por la organización. La ciudad ha participado por primera vez en la presente edición del evento internacional, convocado por el Instituto Nacional de Investigaciones en Arqueología preventiva-INRAP de Francia, con el objetivo principal de «acercar al público la arqueología y la labor desarrollada por los arqueólogos». Se iniciaron el día 16, con una conferencia previa del arqueólogo Pablo Cánovas, Técnico de Patrimonio del Ayuntamiento de Hellín, y concluyeron en el día de ayer.

Tras la charla previa del jueves, escolares de centros educativos de la ciudad visitaron el viernes el Museo de Semana Santa, en donde el propio Pablo Cánovas les introdujo en las claves de la arqueología y respondió a algunas de las preguntas realizadas por los más pequeños. El sábado, desde las 10,30 horas y con poca asistencia (casi el 50 % menos de las personas inscritas) debido especialmente a las altas temperaturas, se ofreció una visita guiada al Tollo de Minateda, dejando para el día de ayer la marcha hasta los Abrigos menores (menos conocidos que el Abrigo Grande y sus pinturas rupestres), por distintos senderos que desembocan en lo alto del cerro a donde, no sin dificultad, llegaron los caminantes para conocer los datos aportados por el arqueólogo y técnico municipal de Patrimonio.

La villa romana de Zama. El concejal de Patrimonio, Juan Antonio Andújar, explicó al presentar las jornadas y en la mañana de ayer al inicio de la marcha,  que el Ayuntamiento trabaja «en la conservación del gran patrimonio con el que cuenta la ciudad, especialmente en el valle de Minateda». Después de los Abrigos menores, la comitiva se trasladó, hasta las inmediaciones de la villa romana de Zama, localizada entre el Tolmo y la Sierra del Candil, excavada de forma parcial  entre 1985 y 1987. Se visitó la balsa  usada, según sus excavadores «como cisterna de agua potable, y abandonada ya en época bajoimperial, y  una serie de sondeos en los que documentaron varias estancias».