El Auditorio Municipal acogerá este jueves, a las 19,30 horas, un concierto organizado por Juventudes Musicales de Albacete de un gran atractivo y singularidad, a cargo de un dúo de guitarra y piano que interpretarán un amplio programa en el que se incluye una de las obras capitales del maestro Joaquín Rodrigo. Como guitarrista actuará el albacetense José Luis Rodríguez Gacía, que viene ejerciendo profesionalmente como internista en el Hospital General Universitario de Albacete, así como profesor de la Facultad de Medicina de la UCLM, habiendo publicdo diversos libros de su especialidad. Hizo sus estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música Manuel Massoti Littel de Murcia y posteriormente prosiguió su formación con el gran maestro y paisano Pedro Jesús Gómez Lorente, que actualmente ejerce como catedrático en el Conservatorio Superior de Música de Madrid. Le acompañará al piano el también albacetense de adopción José María Gómez Peña, que cursó sus estudios con premio extraordinario fin de carrera en el Conservatorio Superior de Música Óscar Esplá de Alicante, desarrollando posteriormente una brillante carrera concertística en Hungría, donde cursó estudios de postgrado. Es máster en Interpretación e Investigación Musical, con calificación de sobresaliente. Reside en la capital albacetense donde ejerce como jefe de estudios en el Conservatorio Profesional de Danza José Antonio Ruiz.

PROGRAMA. En la primera parte del concierto el dúo ofrecerá una preciosa selección de obras para guitarra y piano solo y en la segunda acometerán el popularísimo Concierto de Aranjuez, "que tiene el enorme valor de formar parte de los que podríamos llamar paisaje interior de tantas personas que le han dado forma personalmente, asociándolo a inspiraciones, oficios y evocaciones propias de cada uno", puntualiza el presidente de Juventudes Musicales, Agustín Peiró Amo. "Con estas unas características exclusivas de las grandes obras de arte -prosigue Peiró- las cuales renacen en nosotros en cada audición; se trata de una obra para guitarra y orquesta y en esta ocasión la difícil tarea de dar sonido a esta última corresponde al pianista; el solista a la guitarra asume tal condición según lo pensó el compositor, con la emoción añadida que supone el hecho de que la dedica como homenaje a su propio padre, Francisco Rodríguez Yáñez".