Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Los dos Papas

10/01/2023

El Papa actual (Bergoglio) ha enterrado a otro Papa, el emérito Benedicto XVI (Ratzinger). Para encontrar algo igual hay que remontarse a la protohistoria de la Iglesia, pues la dimisión de Ratzinger solo tiene cinco antecedentes. Un Papa, se decía hasta entonces, no puede renunciar porque su misión espiritual es ajena a las cuestiones de edad y de salud. Pero un 11 de febrero de 2013, sorprendentemente Ratzinger abandonó el Papado cuando no llegaba a ocho años de pontificado. La decisión del Papa Benedicto nos conmovió a muchos fieles por la sinceridad del que no se ve en plenas facultades para liderar una institución tan necesaria como la Iglesia. Su decisión, a la altura de la grandeza intelectual que Ratzinger siempre demostró, fue luz y ejemplo para una época donde nadie se va.  Políticos, empresarios, incluso deportistas, se aferran al cargo o a la posición, sin querer asumir que su tiempo se ha acabado. Pero el Papa Ratzinger sí que colgó su mitra papal y se fue con sus libros y escritos. Y en esto llegó Jorge Bergoglio, nuestro querido Papa Francisco, con la misión de modernizar la Iglesia, de evitar una Iglesia cerrada sobre sí misma y con la necesidad de salir a las calles para anunciar y vivir con verdad el Evangelio. La muerte de Ratzinger ha sido aprovechada por los sectores más reaccionarios de la Iglesia para reivindicar a aquel y atacar directamente al Papa Francisco y con ello a esa misión de su pontificado de renovar nuestra Iglesia en un tiempo de absoluta secularización y de peligroso relativismo. Ese sector, reaccionario y ultraconservador dentro de la Iglesia de hoy, tiene en España su propia clá, su grada de animación, a través de ciertos movimientos o asociaciones, cuyos actuales dirigentes, desviándolas de su carisma, hacen del catolicismo un medio de vida y una profesión de influencia y poder. La otra noche veíamos en familia, la película Los dos Papas, con dos prodigios de actores (Pryce y Hopkins), ofreciendo en este aclamado film, una esperanzadora visión de entendimiento entre el Papa que llegó y el que se fue. Unidad es lo que necesita la Iglesia en torno a Francisco. Pero no se lo van a poner fácil los de siempre.