Un refugio amable y cercano

Ana Martínez
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La cercanía con la capital permite a La Gineta ser un polo de atracción de nuevas familias que escogen la tranquilidad y seguridad de una zona rural

Juan Soler, catedrático de Historia, junto a la formadora María de los Ángeles Hidalgo, pasean por el entorno de la iglesia parroquial de San Martín. - Foto: Rubén Serrallé

Apenas 20 minutos de la capital lo convierten en un lugar ideal para disfrutar del campo, de la ruralidad y, al mismo tiempo, de los servicios y recursos que ofrece una ciudad mucho más grande. Esa cercanía de la que goza la ha sabido aprovechar de tal forma, que La Gineta ha sido una de las pocas localidades de la provincia que ha incrementado su padrón municipal en el último año.

Quien ha nacido y crecido en La Gineta es ginetero de corazón y con pasión. Al menos Juan Soler así lo siente. Catedrático de Historia e inspector de Educación, recorrió durante su vida laboral muchas localidades de este país, como Tomelloso, Casas Ibáñez, La Roda e, incluso, Albacete capital, donde ejerció como docente en los institutos Amparo Sanz y Bachiller Sabuco. Después se trasladó a Santa Cruz de Tenerife, Melilla y Ceuta, donde finalmente se jubiló. Pues a pesar de conocer tantos lugares y tantas poblaciones, nunca perdió la esperanza de regresar a su pueblo natal, La Gineta:«Es mi lugar de referencia, mi refugio», asegura.

Recuerda que cuando estuvo fuera de su pueblo sentía que «no era mi tierra, no era mi gente» y por eso «echaba de menos el contacto directo con mis amigos y vecinos, salir a la calle y encontrártelos aunque no hayas quedado con ellos».

Y esto es lo que tiene un municipio de 2.554 habitantes como La Gineta, una localidad donde María de los Ángeles Hidalgo, con 54 años, ha regentado durante muchos años una panadería, hasta que decidió realizar un curso para sacarse la titulación como docente de formación para el empleo, con el fin de impartir clases de pastelería y repostería. «Vivir en un pueblo es pura tranquilidad», considera María Ángeles Hidalgo, una ginetera de nacimiento que ama por encima de todo su pueblo: «Viví durante un año en Albacete y solo tener que buscar aparcamiento cuando llegaba del trabajo me resultaba muy estresante». Un problema que ahora que reside en La Gineta se ha quitado de encima:«Vivir en el medio rural es respirar aire puro, tranquilidad, es todo un lujo», enfatiza.

María Ángeles Hidalgo y Juan Soler se jactan de todos los servicios tanto públicos como privados de los que goza la localidad, un abanico de recursos que cubren prácticamente todas las necesidades de la población: «Cualquier persona que no es de aquí se sorprende de las instalaciones deportivas que tenemos, del salón municipal, del colegio o de la guardería, así como de la casa de la cultura y de las plazas tan bonitas que tiene este pueblo», presumen ambos gineteros. Y lo hacen frente a la iglesia de San Martín, el templo más importante y significativo de una localidad en cuyas calles desfilan importantes y valoradas casonas, con rejas y balconadas de alto valor artístico.

La torre de su iglesia, «la torre de La Gineta, la guía desde Albacete», enfatiza María Ángeles Hidalgo, marca la existencia de población alrededor. Con una altura de más de 46 metros, la iglesia de La Gineta se divisa a 10 kilómetros a la redonda. Pertenece a una iglesia gótica tardía, cuya portada principal fue obra de Jerónimo Quijano, si bien otros críticos se la atribuyen al arquitecto alcaraceño Andrés de Vandelvira.

De su interior, Juan Soler destaca un fresco con La Última Cena que se descubrió en época contemporánea, al igual que ocurrió con las actuales piedras de la fachada, que durante muchos años estuvieron escondidas por la escayola que le aplicaron durante distintas reformas. «Yo fui monaguillo y recuerdo perfectamente las antiguas pinturas al óleo que había en la iglesia, pinturas que por cierto desaparecieron, alguien se las llevó».

El templo se encuentra bajo la advocación de San Martín, patrón de La Gineta cuya festividad tiene lugar el 11 de noviembre, si bien las «fiestas fuertes, las buenas», como las califica María Ángeles Hidalgo, se celebran el 1 de mayo en honor a la Virgen del Buen Suceso. «También son muy importantes para todos los gineteros y gineteras las fiestas del Cristo de la Misericordia», la fiesta más antigua de la localidad que tiene lugar del 13 al 15 de septiembre, con la quema de hogueras y la realización de alfombras de serrín.

Para María Ángeles Hidalgo y Juan Soler, la programación festiva de primeros de mayo es «muy bonita», gracias a un desfile «muy llamativo» y a las subastas en las denominadas eras de San Juan, donde se realizan pujas por el manto, el cetro, el rostrillo y las coronas de la Virgen del Niño, junto con los zapaticos.

De todo el casco urbano, los dos gineteros protagonistas de este paseo destacan La Glorieta, «el parque de toda la vida», dedicado a Amalio Fernández, un reconocido escenógrafo que llegó a trabajar en Hollywood. «Fue muy importante para La Gineta». También mencionan los escudos con muchos años de antigüedad que permanecen en algunas fachadas de las casas más vetustas del municipio, así como el museo etnográfico que reúne la seña de identidad del pasado ginetero: los oficios ya desaparecidos o que han evolucionado, junto con los enseres y utensilios de otras épocas, medios de transporte, formas de vestir y de edificar, etc. «La distancia que tenemos con Albacete nos convierte en un polo de atracción para la gente que quiere vivir en una zona rural cercana a una capital», afirma la docente ginetera, quien se enorgullece de todos los servicios con los que cuenta la localidad, incluso de «lo bien que funciona» el transporte público, pues La Gineta tiene conexión con Albacete tanto por tren como por autobús todos los días. «En La Gineta viven y están censadas muchísimas familias que trabajan en Albacete».

Por este motivo, uno de los próximos proyectos será convertir las antiguas escuelas en un centro sociocultural, porque el actual «se ha quedado pequeño» para la gran cantidad de actividades extraescolares y culturales que se realizan en La Gineta, entre ellas, una escuela de música convertida en cantera de la Unión Musical Santa Cecilia.